El jueves por la noche, los ataques aéreos de Israel sobre Irán sacudieron los mercados de petróleo y causaron un aumento inmediato en los precios. Según el informe original, el aumento fue de hasta un 13% para los precios futuros del crudo, aunque retrocedieron ligeramente para el viernes.
Impacto inmediato en los mercados
El ataque israelí no fue dirigido a la infraestructura petrolera de Irán sino a sus instalaciones nucleares, pero el efecto en los mercados fue instantáneo. Esto provocó un análisis de JPMorgan Chase que destacó un 17% de probabilidad de que ocurra un "peor escenario" en la región, generando preocupaciones sobre el flujo de petróleo a través del crucial Estrecho de Ormuz, por donde circulan diariamente 17 millones de barriles.
Posibles escenarios económicos
Un análisis separado de JPMorgan estimó en solo un 7% la probabilidad de un escenario donde los precios podrían escalar a $120 por barril, incrementando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de EE.UU. al 5%. Paralelamente, Bloomberg Economics señaló que un aumento sostenido en los precios del petróleo sumaría presión inflacionaria en EE.UU., ya impulsada por los aranceles de Trump.
Reacciones políticas y económicas
El exmandatario Donald Trump reaccionó rápido con publicaciones en redes sociales pidiendo a Irán un acuerdo para evitar más ataques. Aunque intentó distanciarse del conflicto, dejó claro su descontento con los recientes aumentos de precios del petróleo, pese a que los precios de la energía habían caído un 1% en el último mes según el índice gubernamental.
Trump también mencionó que la llamada "inflación subyacente", excluyendo alimentos y energía, fue de 2.8% en el último año. Criticó al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, por su gestión. La relación entre Trump y Powell sigue siendo tensa, especialmente bajo la presión de estos eventos recientes.
Consecuencias a largo plazo
Benjamin Netanyahu prometió más ataques "por tantos días como sea necesario". Mientras tanto, Trump firmó un proyecto de ley sobre energía, afirmando que EE.UU. tiene la inflación bajo control. Sin embargo, el escenario de un verano con precios elevados de energía complica el panorama económico y político en EE.UU., mientras los actores principales de la economía evalúan los próximos pasos y su impacto.