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Millie Pérez fortalece comunidades con 37 años de trabajo dedicado en el LAYC

Millie Pérez lleva 37 años dedicados a transformar vidas en el Latin American Youth Center

Millie Pérez, gerente de eventos y relaciones corporativas del Latin American Youth Center (LAYC), está muy agradecida del apoyo de los donantes. | Foto Cortesía Millie Pérez.

A veces, el impacto más grande no está en los titulares, sino en los gestos constantes. Millie Pérez lleva 37 años trabajando en el Latin American Youth Center (LAYC), y su misión ha sido la misma desde 1987: ayudar a que los jóvenes de su comunidad se sientan vistos, apoyados y celebrados. A través de eventos, alianzas con empresas y donaciones, ha convertido cada temporada del año en una oportunidad para brindar calor humano a cientos de familias.

Un legado que empezó en casa

“Mi mamá trabajó en una escuela pública y siempre me mostró lo que significa ayudar al otro sin esperar nada a cambio”, contó Millie en una entrevista con El Tiempo Latino en 2017. Desde entonces, no ha soltado esa filosofía.

Millie Pérez empezó a trabajar en el Latin American Youth Center (LAYC) en 1987. En 2017, ya sumaba más de 30 años en la organización, y para enero de 2024 alcanzó los 37. Actualmente, se desempeña como gerente de relaciones corporativas y eventos de donantes, según su perfil de LinkedIn.

Cenas, pavos y solidaridad

Uno de los momentos más esperados del año en LAYC es la cena de Acción de Gracias, y Millie ha sido clave para que se mantenga viva. Según contó en una entrevista con El Tiempo Latino en enero de 2024, llegó a preparar más de 10 pavos por evento antes de la pandemia. En ese entonces, se encargaba personalmente de coordinar la cena navideña con familias y jóvenes atendidos por el centro. En 2024, expresó su deseo de retomar esta tradición tras la pausa obligada por la pandemia.

Las empresas también se suman

Además de organizar los eventos, Millie se encarga de buscar apoyo entre empresas del área metropolitana de Washington. Según reveló en la misma entrevista, logró reunir a 49 donantes, incluyendo bancos, jugueterías y negocios locales, para ofrecer regalos, alimentos y apoyo financiero a las familias que participan en los programas de LAYC.

“Lo que pido no es para mí, es para esos chicos que tienen vidas difíciles, por eso no me cuesta pedir”, afirmó.

Un trabajo que inspira

Millie Pérez no necesita reconocimientos públicos para demostrar su impacto. Su constancia durante casi cuatro décadas en el LAYC habla por sí sola. Cada pavo cocinado, cada donación conseguida y cada joven que se siente acompañado gracias a su labor forma parte de un legado construido con paciencia, empatía y compromiso.

Desde su rol en el centro juvenil, ha demostrado que el liderazgo no siempre se mide con discursos, sino con acciones que suman. Millie sigue allí, en el corazón del LAYC, asegurándose de que ningún joven camine solo.