ir al contenido

Golden share, golden control

El acuerdo entre U.S. Steel y Nippon Steel no solo es un movimiento corporativo —también es una movida política con firma dorada.

 Foto: EFE/EPA/Everett Kennedy Brown.

El acuerdo entre U.S. Steel y Nippon Steel no solo es un movimiento corporativo —también es una movida política con firma dorada. La administración  introdujo una “golden share” que le da poder de veto directo sobre decisiones clave de la empresa. Es decir, el presidente tiene la última palabra sobre si se mueve la sede, si se exportan empleos o hasta si cambian el nombre de la compañía. 

En teoría, es para proteger a los trabajadores, la industria local y, claro, a Pensilvania. Pero en la práctica, esto también consolida un modelo de control presidencial sobre una empresa privada que rompe con lo que usualmente entendemos como libre mercado. Y aunque otros países han usado golden shares antes, en Estados Unidos esto no es común. ¿Se abre una puerta o se rompe un muro?

Lo que se dice es que esta medida busca evitar una deslocalización disfrazada de inversión extranjera. Lo que no se dice es que el poder que otorga esta acción especial va más allá del mandato presidencial, porque hasta ahora nadie ha aclarado si el “golden control” se transfiere a futuros presidentes. 

¿Es esta la defensa del Made in America o el inicio del Owned with conditions? En un memento donde todo se negocia, el acero no es la excepción. Pero cuando el acuerdo parece llevar más tono político que empresarial, no es descabellado preguntarse si realmente se protege la industria o si está naciendo otra cosa.

Últimas Noticias