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Un mundo menos dolarizado, con reglas chinas

La estrategia china combina crítica diplomática con cambios prácticos, como realizar pagos energéticos en renminbi y empujar el uso de su moneda digital.

Foto: EFE

Pan Gongsheng, gobernador del Banco Central de China, propuso algo que suena rebuscado, pero apunta directo a Washington: un sistema financiero global que no dependa tanto del dólar. No mencionó a EEUU, pero tampoco hacía falta: sus advertencias sobre riesgos fiscales y uso geopolítico de la moneda son difíciles de interpretar como algo distinto.

La estrategia china combina crítica diplomática con cambios prácticos, como realizar pagos energéticos en renminbi y empujar el uso de su moneda digital.

Más transacciones, menos confianza. Pekín está ganando terreno en el sur global al incentivar que los países liquiden parte de su comercio en yuanes. Pero la moneda china aún no inspira la misma confianza internacional: su valor está controlado por el Estado y sus movimientos, fuertemente restringidos. Aunque China exporta más que nunca, sus controles de capital limitan la capacidad del renminbi para convertirse en refugio o instrumento de acumulación, como sí ocurre con el dólar o el euro.

Política que se mezcla con la tecnología. Pan no solo quiere desplazar al dólar: quiere rediseñar el sistema que lo sostiene. Con críticas abiertas a mecanismos tradicionales —como los faxes bancarios— y un guiño a las nuevas tecnologías, Pekín apuesta por una arquitectura financiera paralela. Pero hay una contradicción de fondo: mientras intenta digitalizar sus vínculos exteriores, mantiene cerrada su economía interna. La moneda puede moverse más, sí, pero no si la política va más rápido que la confianza.

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