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“No soporté tanta publicidad y regresé a mi plan original”

La decisión de Netflix y Max de ofrecer versiones más baratas con publicidad tiene como objetivo atraer a un público más amplio.

Foto. Unplash.

En los últimos años, el auge de las plataformas de streaming ha cambiado drásticamente la forma en que las personas consumen contenido audiovisual. Sin embargo, con la proliferación de servicios y el aumento de precios, muchos usuarios han comenzado a buscar formas de reducir sus gastos mensuales.

Una de las opciones más populares fue cambiar a planes más económicos que incluyen anuncios, ofrecidos por plataformas como Netflix y Max.

Aunque esta parecía una solución razonable para ahorrar dinero, la realidad demostró ser muy distinta: una gran cantidad de usuarios no soportó la interrupción constante de la publicidad y decidió volver a sus planes originales sin anuncios.

La decisión de Netflix y Max de ofrecer versiones más baratas con publicidad tenía como objetivo atraer a un público más amplio y competir con servicios como Hulu, que ya contaban con esta modalidad.

Al principio, muchos suscriptores vieron con buenos ojos la posibilidad de pagar menos, incluso si eso significaba ver algunos comerciales. Pero, lo que parecía un pequeño sacrificio terminó afectando de forma significativa la experiencia del usuario.

Según encuestas recientes y datos compartidos por analistas de la industria, una parte considerable de quienes probaron los planes con anuncios reportaron frustración con la frecuencia y duración de los cortes publicitarios.

A diferencia de la televisión tradicional, donde el espectador ya esperaba pausas comerciales, los usuarios de plataformas de streaming estaban acostumbrados a una experiencia fluida y sin interrupciones. Volver a ver anuncios resultó ser un retroceso inaceptable para muchos.

Además, otro factor que generó descontento fue la manera en que se insertaban los anuncios. Algunos usuarios reportaron que los cortes interrumpían escenas importantes o que la misma publicidad se repetía con demasiada frecuencia, lo que hacía que la experiencia fuera aún más molesta.

Incluso quienes inicialmente estaban dispuestos a tolerar los anuncios para ahorrar unos cuantos dólares, comenzaron a cuestionar si realmente valía la pena el ahorro.

Este fenómeno ha llevado a una curiosa situación en la que muchos usuarios se han convertido en “suscriptores itinerantes”: prueban planes más baratos, experimentan los inconvenientes y terminan volviendo al plan original, a menudo en menos de un mes.

Para algunos, el tiempo de ocio es tan valioso que prefieren pagar más a cambio de mantener una experiencia cómoda y sin interrupciones.
Las plataformas han tomado nota.

Algunas, como Netflix, han comenzado a ajustar la frecuencia y duración de los anuncios para hacerlos menos intrusivos, mientras que otras evalúan ofrecer nuevos beneficios en los planes con publicidad para justificar mejor su existencia.

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