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¿Qué ocurre con las casas, vehículos y cuentas bancarias de los ciudadanos deportados?

Una persona deportada aún debe pagar impuestos sobre la propiedad si desea conservarla.

Foto: EFE

La deportación de un ciudadano extranjero es una medida administrativa que ordena su salida del país por diversas razones legales, como la violación de leyes migratorias o la comisión de ciertos delitos.

Entre líneas. La deportación, por sí sola, no implica la pérdida automática de los bienes muebles (como automóviles, cuentas bancarias, pertenencias personales) o inmuebles (como propiedades, casas, terrenos) que el individuo posea legalmente en el país.

El sistema legal estadounidense reconoce y protege el derecho a la propiedad privada, independientemente del estatus migratorio del propietario. Esto significa que una persona que ha sido deportada continúa siendo titular legal de sus bienes, a menos que haya una orden judicial específica que disponga lo contrario.

Por ejemplo, si una persona enfrenta un proceso penal y sus bienes fueron adquiridos a través de actividades ilícitas comprobadas, las autoridades podrían confiscar dichos bienes. Pero en un caso estándar de deportación por cuestiones migratorias, los derechos de propiedad permanecen intactos.

Muchos inmigrantes poseen casas, vehículos y cuentas bancarias en EE.UU., y aunque sean obligados a salir del país, pueden seguir administrando sus bienes desde el extranjero.

Existen mecanismos legales que permiten a las personas deportadas designar apoderados o representantes legales (por ejemplo, a través de un poder notarial) para que gestionen sus asuntos financieros y legales en su ausencia. Estos representantes pueden pagar impuestos, cobrar rentas, vender propiedades, o realizar cualquier otra actividad legal necesaria.

En cuanto a los bienes inmuebles, es importante cumplir con las obligaciones fiscales. Una persona deportada aún debe pagar impuestos sobre la propiedad si desea conservarla. El impago prolongado podría llevar a consecuencias como multas o incluso a la pérdida del bien, pero eso estaría relacionado con la falta de cumplimiento de las obligaciones tributarias, no con el hecho de haber sido deportado.

Además, existen protecciones legales que impiden que terceros intenten apoderarse indebidamente de los bienes de personas deportadas. En caso de que esto ocurra, la persona afectada puede emprender acciones legales desde el extranjero, o a través de su representante legal, para recuperar sus derechos.

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