Estamos a solo diez días de que los aranceles específicos por país, impuestos por el presidente Donald Trump, vuelvan a entrar en vigor, según el informe original. Los acuerdos con hasta una docena de los mayores socios comerciales de EE.UU. se espera que estén listos para el 9 de julio. Estos pasos forman parte de una serie de reformas comerciales prometidas que fueron suspendidas temporalmente.
Los acuerdos comerciales en juego
Commerce Secretary Howard Lutnick reveló que esperan completar los "top 10 deals" con las mayores economías antes de la fecha límite. Sin embargo, Tim Meyer, profesor de derecho en la Universidad de Duke, advierte que probablemente sean acuerdos limitados que no resuelven cuestiones de fondo. Clark Packard, del Cato Institute, también sugiere que mientras algunos acuerdos se concretarán, otros no, dejando felices a algunos países y haciendo que otros tomen represalias.
¿Qué pasa si no hay acuerdos?
Para los cerca de 20 países que todavía deben llegar a un acuerdo, el escenario podría ser complicado. Según el Secretario del Tesoro Scott Bessent, si estos países no logran negociar exitosamente, sus tarifas podrían regresar a los niveles elevados del 2 de abril o permanecer al 10% si se considera que están "negociando de buena fe". El presidente Trump ha sido claro al decir que EE.UU. no negociará acuerdos individuales con cientos de naciones.
Reacciones y controversias
El panorama es tenso, con la votación a la vuelta de la esquina y la reciente decisión de Trump de cancelar negociaciones comerciales con Canadá sobre el impuesto a los servicios digitales. Este tipo de maniobras mantiene a los inversionistas en vilo y ha causado que el mercado financiero responda con incertidumbre. Además, está en curso una batalla legal sobre la legalidad de estos aranceles después de que la US Court of International Trade los declarara en su mayoría ilegales. Sin embargo, están vigentes hasta que una corte de apelaciones escuche el caso a finales de julio.
Percepción pública
La estrategia de Trump no solo ha creado una montaña rusa económica para los países extranjeros y los mercados, sino que también ha afectado su reputación doméstica. En una encuesta de Quinnipiac University, el 57% de los votantes mostró su desaprobación ante la gestión comercial del presidente. Este resultado subraya el escepticismo que persiste respecto a su enfoque de "90 deals in 90 days", una meta que parece cada vez más difícil de alcanzar.