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Lo otro que no se vio

En el mismo maratón del "big, beautiful bill", el Senado también frenó un intento de bloquear a los estados de regular la inteligencia artificial.

Foto: EFE

Silicon Valley no se salió con la suya. En el mismo maratón del "big, beautiful bill", el Senado también frenó un intento de bloquear a los estados de regular la inteligencia artificial. La mayoría aplastante (99 a 1) muestra que, al menos por ahora, el Congreso no está dispuesto a entregar el control total de esta tecnología emergente a Washington, como pedían las Big Tech.

Empresas como OpenAI y Google alegaban que lidiar con regulaciones distintas en cada estado limitaría la innovación y la competitividad global. Pero el argumento no convenció.

Estados quieren tener la sartén por el mango. La presión vino también desde abajo. Gobiernos estatales —de ambos partidos— defendieron su derecho a crear leyes para proteger a sus ciudadanos, sobre todo en temas como deepfakes, estafas automatizadas y seguridad infantil online.

La senadora Marsha Blackburn dijo que no tiene sentido desactivar a los estados mientras no exista una ley federal robusta, como una ley nacional de privacidad. En resumen: si no hay reglas claras desde arriba, cada quien va a legislar desde abajo en casa.

¿Y ahora qué? Aunque esto fue un revés para Silicon Valley, no significa que todo será un caos regulatorio. También dejó claro que el Congreso necesita avanzar en un marco federal más ágil y actualizado.

Sam Altman, de OpenAI, dijo que la tecnología va más rápido que los políticos. Quizás por eso, el voto del martes terminó dándole razón a los estados: hasta que el Capitolio se ponga al día, que cada quien cuide su patio.

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