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La economía siente el control migratorio

Según un análisis de Oxford Economics, la inmigración neta —es decir, el ingreso de personas menos las salidas— está en una tasa anualizada de 600.000 personas, lo que representa una caída de aproximadamente un tercio respecto a los últimos tres meses de 2024.

Foto: Unplash.

La narrativa de que menos inmigración fortalece a la economía suena bien hasta que empiezan a hacer falta trabajadores, consumidores y dinamismo en ciudades que se fortalecieron (económicamente) gracias a quienes llegaban de fuera. Las nuevas decisiones migratorias de la Casa Blanca ya no son solo titulares: se está filtrando a los números, y no en el mejor sentido. La caída en los flujos de inmigración amenaza con ralentizar el crecimiento económico y elevar la inflación, justo cuando el país intentaba mantener su impulso.

¿Menos inmigrantes? También menos actividad, menos gasto y, en algunos casos, menos comunidad. Para muchos, la “mano dura” está dejando vacíos difíciles de llenar. Lo que empezó como una promesa electoral está impactando silenciosamente a sectores clave. Y no hay decreto que reemplace el motor que representaba la inmigración.

No se tapa el sol con un dedo. Mientras se dice que la economía va a mejorar, los datos cuentan otra historia. “La economía se verá levemente disminuida en el largo plazo y la inflación subirá un poco”, ya advierte el economista Bernard Yaros en un informe de Oxford Economics.

  • La inmigración neta cae y la economía lo empieza a sentir. Según un análisis de Oxford Economics, la inmigración neta —es decir, el ingreso de personas menos las salidas— está en una tasa anualizada de 600.000 personas, lo que representa una caída de aproximadamente un tercio respecto a los últimos tres meses de 2024. Esta disminución se atribuye principalmente a la fuerte baja en la inmigración no autorizada, por el aumento de deportaciones y el freno en los cruces fronterizos. Esto ya está afectando la disponibilidad laboral en sectores clave.
  • Las ciudades que dependían de los inmigrantes ahora se enfrían. El impacto más fuerte se ve en lugares como St. Louis, Buffalo y Pittsburgh, según reporta el Wall Street Journal, donde el flujo migratorio había impulsado economías locales que venían a la baja. Ahora, con las redadas del ICE y el miedo, negocios pierden clientes, trabajadores dejan de asistir y la vida cotidiana se ralentiza. La caída no es solo estadística: ya se está notando en las calles, en los restaurantes y en la actividad comercial.

El impacto macro puede empeorar si se endurece la política.

El mismo informe de Oxford Economics estima que, si se mantiene esta tendencia, el PIB de Estados Unidos será un 0.25% más bajo a largo plazo. Aunque ese número puede parecer pequeño, las consecuencias acumulativas son significativas: menos crecimiento, más presión salarial e inflación sostenida. Y esto podría profundizarse si se implementa el nuevo proyecto de ley aprobado en el Senado, que incluye $175,000 millones en medidas adicionales de control migratorio.

¿Conclusión a corto plazo y largo plazo? La política migratoria dura no está salvando a la economía, todo lo contrario, la puede asfixiar y la Casa Blanca lo sabe: hace dos días el presidente Trump dijo que sí va en serio las exenciones para aquellos trabajadores inmigrantes en sectores como la agricultura y la hostelería

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