Los Washington Nationals decidieron limpiar la casa al despedir a su gerente general Mike Rizzo y al mánager Dave Martínez luego de años de un rendimiento que dejó mucho que desear. Esta decisión, anunciada el domingo 6 de julio, era esperada pero no por eso menos impactante. Mientras el equipo sigue hundido en el fondo de la División Este de la Liga Nacional, queda claro que lo que el club necesitaba era un cambio drástico de rumbo.
Fin de la luna de miel: adiós a los héroes de 2019
Rizzo y Martínez lideraron a los Nationals hacia la cima en 2019 con un inolvidable campeonato de Serie Mundial. Llenaron la capital de confeti, champán y sonrisas. Pero como en esas fiestas que se alargan demasiado, el guayabo llegó y nunca se fue. CBS Sports lo resumió con brutal honestidad: desde aquel épico octubre, solo se han acumulado frustraciones y derrotas —cinco últimos lugares en seis años, reconstrucciones como promesas electorales y un 2025 donde el récord de 37-53 es más adorno de museo que motivo de orgullo.
La paciencia de la familia Lerner, propietaria de la franquicia, se agotó. El propio Mark Lerner, dueño principal, lo soltó sin anestesia: “Mientras apreciamos sus éxitos pasados […] el rendimiento en el campo no ha estado donde nosotros o nuestros fanáticos esperamos que esté. Creemos que un enfoque fresco y una nueva energía son el mejor camino para nuestro equipo”. Así lo citó ESPN, y la afición, que ya miraba con nostalgia la gloria pasada, simplemente asintió y pidió sangre fresca.
The Nationals have fired manager Dave Martinez and general manager Mike Rizzo, per @JeffPassan
— Just Baseball (@JustBB_Media) July 6, 2025
Washington is currently 37-53 and last place in the NL East pic.twitter.com/6mTQz8NPP3
Miguel Cairo: el bombero latino que toma el mando
Sin tiempo para lágrimas, los Nationals movieron ficha y le dieron el equipo a Miguel Cairo como manager interino. No eligieron a cualquiera. Hablamos de un tipo que respira béisbol desde los 90, que recorrió nueve equipos y dejó su nombre grabado en varios clubes solo a punta de trabajo, versatilidad y cabeza fría. Con 17 temporadas como utility en Grandes Ligas y una línea ofensiva de .264/.314/.361, Cairo se forjó una reputación de luchador inagotable.
Cairo ya había probado el sabor de dirigir cuando tomó los controles interinos de los White Sox en 2022 y cerró con récord positivo de 18-16. Supo unir un equipo roto y evitar el naufragio. No hay miedo al calor del vestuario; al contrario, le gusta el reto. Conocido como trabajador incansable y respetado en la liga, Cairo ahora enfrenta el desafío de remendar un vestidor joven y recuperar la chispa competitiva. Mike DeBartolo, actual vicepresidente asistente, también asumió como gerente general interino, enfocándose de lleno en el draft que está a días de realizarse.
Miguel Cairo will take over as the Nationals interim manager pic.twitter.com/HPykLUf410
— optimistic nats fan (@optimistic5518) July 7, 2025
El reto de Cairo: unir y motivar
Ahora, ¿qué puede ofrecer Cairo que no tuviera el club? Sabe de retos, sobrevivió a nueve equipos, aprendió de los mejores y nunca perdió la humildad ni la chispa. Con Washington, el venezolano encuentra un vestidor joven pero plagado de dudas, un staff de pitcheo cargado de talento verde y un ambiente multicultural donde su experiencia latina puede ensamblar el grupo.
Su reto arranca en poner orden defensivo, motivar a los prospectos (como James Wood y CJ Abrams, piezas del canje de Soto) y plantar disciplina donde antes rebotaban excusas. Los que convivieron con él en Chicago recuerdan cómo unió al grupo y devolvió el ánimo a un roster de veteranos y novatos en pleno colapso. DeBartolo, que lo conoce bien, espera que la receta funcione ahora para despertar una afición adormecida y un vestuario que perdió la fe en los discursos vacíos.
Radiografía de un fracaso
El colapso de los Nats no nació de la noche a la mañana. Las malas decisiones pesan: contratos diferidos eternos, poca inversión en analítica y éxodos de estrellas como Juan Soto, Trea Turner, Anthony Rendón y Max Scherzer. A pesar de recibir jóvenes (James Wood y MacKenzie Gore) con gran proyección, el equipo sigue viendo los playoffs por TV. The Washington Post lo dijo sin tapujos: Washington no logró desarrollar un núcleo que compita con monstruos como Braves o Dodgers.
El dato crudo lo resalta Gabe Lacques en USA Today: el equipo lleva solo cuatro días sobre .500 en los últimos cinco años (dos en 2024, ninguno en 2025). El pasado ganador quedó tan lejos que parece foto sepia.
Y ahora, ¿quién podrá liderar la reconstrucción?
La directiva enfrenta la prueba máxima: encontrar líderes con visión y agallas. En CBS Sports circulan nombres como Joe Espada (Astros) —con fama de domador de jóvenes— y Matt Quatraro (Royals). Un buen casting hará la diferencia entre reinventar el club o seguir llenando el fondo de la división año tras año.
Pero el futuro se decide no solo en la oficina de operaciones. La situación con MASN y el compromiso financiero a largo plazo pesan tanto como los swings en el plato. La afición exige señales claras y una apuesta real por un proyecto joven y ambicioso.
Miguel Cairo, ¿interino o el nuevo mesías?
No se equivoquen: Cairo no viene solo a tapar huecos hasta diciembre. Su historia personal y su lectura del béisbol moderno lo convierten en candidato natural para quedarse. Tiene el pulso del vestidor, el respeto del staff y el cariño de los peloteros latinos que hoy forman la base de este club. Tras su paso breve y exitoso por Chicago, sabe doblar la tormenta y devolverle vida a planteles desahuciados.
Si logra que James Wood, Gore y compañía den el estirón este año, y si conecta de verdad con una hinchada que ya perdió la paciencia, nadie descarta que sea el manager de planta y el símbolo de los nuevos Nationals. Debe motivar, enseñar, exigir y, sobre todo, contagiar su energía irresistible de “aquí no se rinde nadie”.
Con Miguel a bordo, ya no basta con sobrevivir. Ahora la consigna es pelear, reinventarse y dejar de poner excusas. Porque en Washington, el béisbol quiere volver a ser fiesta y, si le va bien a Cairo, podría venir con sabor caribeño y alegría renovada. Conan todos: los Nationals se cansaron de perder y, por primera vez en años, parecen listos para pelear de verdad.