La propuesta de levantar sanciones a Siria ha roto los alineamientos tradicionales en Washington y abrió una grieta inesperada dentro de ambos partidos. Lo que parecía una simple discusión sobre política exterior se convirtió en un debate profundo sobre cómo, cuándo y con qué condiciones Estados Unidos debe reinsertar a Siria en el circuito internacional.
El trasfondo, como siempre, va más allá: involucra la figura de Trump, los equilibrios de poder regionales y la pregunta central de si el pragmatismo debe pesar más que los principios.
- El proyecto que divide a todos (y a nadie). El representante Mike Lawler propuso una legislación que permitiría a Trump levantar permanentemente las sanciones a Siria en dos años, siempre que se cumplan condiciones como la liberación de presos políticos. Aunque suena moderado, la propuesta ha descolocado a demócratas y republicanos por igual. Algunos ven esto como una forma de dar estabilidad al nuevo gobierno sirio; otros temen que sea una puerta abierta a una legitimación apresurada.
- Trump ya se adelantó (como de costumbre). Aunque el Congreso aún debate, Trump ya firmó una orden ejecutiva que elimina varias sanciones para “ayudar” al nuevo presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, un exmilitante convertido en reformista de ocasión. Mientras el Congreso discute, la administración actúa, lo que tiene a inversores confundidos, a diplomáticos inquietos y a algunos legisladores preguntándose si realmente tienen algo que decir en este juego.
- Una reunión secreta que ya no lo es. Este jueves, Estados Unidos mediará una reunión entre altos funcionarios de Israel y Siria para evitar una nueva crisis tras los bombardeos israelíes en Damasco. El encuentro —que se esperaba mantener discreto— se centrará en lograr acuerdos de seguridad en el sur del país. En paralelo, la Casa Blanca intenta equilibrar su agenda regional: apoyar a Siria, contener a Israel y no quemar sus cartas diplomáticas antes de tiempo. Fácil no suena
Lawler abrió una puerta que muchos en Washington no estaban preparados para cruzar. Su propuesta no solo tensó alianzas partidistas, sino que dejó claro que el escenario de Medio Oriente sigue siendo altamente volátil.
Más allá de las sanciones a Siria, la decisión muestra una dirección: qué tipo de liderazgo quiere ejercer Estados Unidos en la región. Por ahora, el Congreso debate. Pero como siempre, la Casa Blanca tiene el mazo.