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El ni tan loco Trump o Trump: la teoría del loco

Un reciente análisis de BBC Mundo puso el dedo en la llaga de algo que muchos intuíamos pero pocos habían articulado con tanta claridad: Trump ha hecho uso político de esto; ha convertido su propia impredecibilidad en una estrategia clave y un valor político.

Foto: EFE

Un reciente análisis de BBC Mundo puso el dedo en la llaga de algo que muchos intuíamos pero pocos habían articulado con tanta claridad: Trump ha hecho uso político de esto; ha convertido su propia impredecibilidad en una estrategia clave y un valor político. Ha elevado la impredecibilidad al estatus de una doctrina. Y ahora la característica de la personalidad que trajo a la Casa Blanca está conduciendo la política exterior y de seguridad. Y está cambiando el mundo.

Los científicos políticos llaman a esto la "Teoría del Loco", explica BBC Mundo, en la que un líder mundial busca convencer a su adversario de que es temperamentalmente capaz de cualquier cosa, para extraer concesiones. La estrategia fue perfeccionada por Richard Nixon, quien le dijo a su jefe de gabinete: "La llamo la Teoría del Loco, Bob. Quiero que los norvietnamitas crean que he alcanzado el punto en el que podría hacer cualquier cosa para parar la guerra".

La doctrina expansionista de Trump 2.0

En su segundo mandato, Trump ha desplegado esta estrategia con ambiciones territoriales que habrían sonrojado a cualquier presidente del siglo XIX. Cuando un periodista le preguntó si podía descartar el uso de la fuerza para recuperar el Canal de Panamá o apoderarse de Groenlandia, su respuesta fue categórica: "No me voy a comprometer a eso, no".

Como documenta BBC Mundo, Trump empezó su segundo mandato abrazando al presidente ruso Vladimir Putin y atacando a los aliados de Estados Unidos. Su menú incluye convertir a Canadá en el estado 51, recuperar el Canal de Panamá y comprar Groenlandia. Trump anunció que estaba preparado a considerar el uso de la fuerza militar para anexionar a Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca. Una serie de mensajes filtrados revelaron la cultura de desdén en la Casa Blanca por sus aliados europeos, con el secretario de Defensa Pete Hegseth escribiendo: "Comparto completamente su asco de los europeos gorrones".

¿Estrategia o temperamento auténtico?

Pero, ¿es una estrategia que puede funcionar contra sus enemigos? Y, ¿podría su defecto estar en que, en lugar de ser una engañosa movida diseñada para burlar adversarios, en realidad está basada en rasgos característicos bien establecidos y claramente documentados?

Varios líderes del lado opuesto a los valores e intereses norteamericanos como Gadafi, Saddam Hussein y Hitler fueron categorizados como seguidores de la teoría del “madman”. Todos sus casos demostraron que, al final, esta estrategia no les fue útil.

El precio de la imprevisibilidad

Detrás de la aparente irracionalidad, existe un cálculo geopolítico. Las ambiciones territoriales de Trump se insertan en el "retorno de la geopolítica", donde los chokepoints ( también llamados cuello de botella es un lugar de interés estratégico en el que una ruta se estrecha ) ganan importancia estratégica. Groenlandia controla rutas árticas hacia Asia, mientras que por el Canal de Panamá pasa 5% del comercio mundial.

Pero la investigación sugiere que parecer "loco" erosiona la credibilidad de un líder y socava los intereses de política exterior a largo plazo. La teoría del “madman” no es realmente estratégica: es simplemente un sin sentido.  

Su defecto podría estar en que, en lugar de ser una engañosa movida diseñada para burlar adversarios, en realidad está basada en rasgos bien marcados que hacen su comportamiento más predecible.

La pregunta ya no es si Trump está loco o cuerdo. La pregunta es si el mundo puede permitirse el lujo de averiguarlo.

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