Intel, gigante estadounidense en la fabricación de semiconductores, ha encontrado una nueva turbulencia en el panorama político. Según el informe original, el expresidente Donald Trump instó al CEO de Intel, Lip-Bu Tan, a renunciar, calificándolo de "altamente CONFLICTIVO" en una publicación en Truth Social. Este llamado llega en un momento complicado para Intel, que ha estado enfrentando diversas presiones del mercado y la política.
El señalamiento de Trump ocurrió dos días después de que el senador Tom Cotton dirigiera una carta a la junta directiva de Intel, cuestionando las inversiones de Tan en compañías chinas, algunas con supuestos vínculos con el Ejército Popular de Liberación de China. Un informe de Reuters había mencionado que Tan invirtió en cientos de empresas chinas, incluidas ocho con vínculos con el Ejército Popular de Liberación de China, lo cual ha suscitado preguntas sobre posibles conflictos de interés. Intel afirmó que estos conflictos son manejados adecuadamente conforme a las regulaciones de la SEC.
Antes de asumir el liderazgo de Intel en marzo, Lip-Bu Tan fue CEO de Cadence Design Systems, empresa que recientemente tuvo que pagar $118 millones en sanciones penales por exportar ilegalmente tecnología a una universidad militar china. Esta relación ha añadido más leña al fuego en las críticas hacia Tan y su capacidad de liderar Intel en torno a la seguridad nacional y económica de EE.UU.
En apoyo a la postura de Trump, los senadores republicanos Bernie Moreno de Ohio y Rick Scott de Florida han respaldado el llamado a la dimisión de Tan. Esta situación es un reflejo de las múltiples dificultades que enfrenta Intel, que no solo lidia con la presión política, sino también con un entorno de mercado cada vez más competitivo y una percepción general negativa en Wall Street.
Los movimientos del mercado no esperaron. Tras las declaraciones de Trump, las acciones de Intel cayeron un 5% en el comercio previo a la apertura y se mantenían por debajo del 3% a las 11 a.m. en Nueva York. La incertidumbre se cierne sobre la compañía mientras advierte sobre el posible cese del desarrollo de su chip 14A si no logra asegurar clientes externos significativos. Con la presión política y económica encima, el camino por recorrer para Intel es, sin duda, un desafío en constante evolución.