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El tenis atraviesa una complicada situación que debe resolver cuanto antes

En los últimos años, el tenis enfrenta una creciente competencia por parte de deportes de raqueta emergentes.

Photo by J. Schiemann / Unsplash

Durante décadas, el tenis ha sido considerado uno de los deportes de raqueta más prestigiosos y populares del mundo. Su presencia en eventos internacionales como los Juegos Olímpicos, los torneos de Grand Slam y su base de aficionados global lo posicionaron como una disciplina tradicional con fuerte arraigo cultural y social.

Pero, en los últimos años, el tenis enfrenta una creciente competencia por parte de deportes de raqueta emergentes que han ganado terreno de forma acelerada gracias a su dinamismo, menor exigencia técnica inicial y mayor accesibilidad. Entre ellos, destacan el pádel, el pickleball y el beach tennis.

El pádel, originario de México pero con un crecimiento explosivo en países como España, Argentina y recientemente en otros lugares de Europa y América, se ha convertido en un fenómeno social.

Con una cancha más pequeña que la del tenis, paredes que permiten jugadas prolongadas y un ritmo más rápido, el pádel favorece una curva de aprendizaje más rápida. Esto lo hace ideal para jugadores recreativos y para aquellos que buscan una actividad física divertida sin la necesidad de dominar técnicas complejas.

Además, el costo para acceder a este deporte suele ser menor que el del tenis, tanto en términos de equipamiento como de instalación.

Por su parte, el pickleball ha tenido una expansión meteórica en Estados Unidos, donde incluso supera al tenis en número de nuevos practicantes anuales. Esta disciplina, que combina elementos del tenis, el bádminton y el ping pong, se juega con una pala sólida y una pelota perforada, en una cancha de dimensiones reducidas.

Gracias a su bajo impacto físico y a que no exige un alto nivel de condición atlética para empezar, el pickleball se ha vuelto especialmente popular entre personas mayores, aunque también está captando el interés de jugadores jóvenes y deportistas profesionales de otras disciplinas.

El beach tennis, por último, añade un componente playero y veraniego que lo vuelve particularmente atractivo en zonas costeras. Este deporte, que combina el tenis tradicional con el voleibol de playa, se juega sobre arena y no permite que la pelota toque el suelo, lo que exige reflejos rápidos y un enfoque lúdico.

Aunque más reciente en su difusión internacional, el beach tennis está ganando adeptos por su carácter social, su vinculación con el turismo y su estética atractiva para redes sociales y eventos al aire libre.

Frente a esta nueva realidad, el tenis se ve desafiado a adaptarse. Las federaciones comienzan a explorar formatos más cortos y dinámicos, como el Fast4 o el tenis en equipo tipo Laver Cup, para atraer nuevas audiencias. No obstante, la tradición y estructura del tenis profesional podrían representar una barrera frente a la flexibilidad y frescura de estos deportes emergentes.

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