El gasto en medicamentos recetados es una de las principales preocupaciones de salud pública en Estados Unidos. A diferencia de muchos otros países desarrollados, los precios de los medicamentos en EE. UU. son significativamente más altos, lo que impacta directamente en el bolsillo de los consumidores y en los sistemas de salud, tanto públicos como privados.
En promedio, un estadounidense gasta entre 1.400 y 1.600 dólares al año en medicamentos recetados, una cifra que varía según la edad, el tipo de seguro médico y las condiciones de salud del paciente.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Estados Unidos tiene el gasto per cápita más alto del mundo en medicamentos. En 2024, se estimó que el gasto total del país en medicamentos fue de más de 800 mil millones de dólares, de los cuales cerca de 100 mil millones fueron pagados directamente por los pacientes sin cobertura o a través de copagos.
Uno de los principales factores que explican este alto gasto es el uso de medicamentos de marca y especializados, que suelen tener costos mucho más elevados que los genéricos. Además, el sistema estadounidense permite que las farmacéuticas fijen precios sin regulación directa del gobierno, lo que ha llevado a aumentos significativos en los precios de muchos tratamientos, incluso en productos que llevan años en el mercado.
Las personas mayores de 65 años son las que más gastan, dado que suelen tener enfermedades crónicas y requieren múltiples medicamentos. Aunque muchos de ellos cuentan con cobertura a través de Medicare, aún así deben enfrentar gastos de bolsillo considerables. Se calcula que los adultos mayores pueden gastar más de 400 dólares al año de su propio dinero, incluso con seguro.
El alto costo de los medicamentos tiene consecuencias importantes. Según estudios recientes, aproximadamente uno de cada tres estadounidenses no toma su medicación tal como fue prescrita debido al costo. Esto puede derivar en problemas de salud más graves y costosos en el futuro, además de reducir la eficacia de los tratamientos médicos.
En los últimos años, se han promovido reformas para contener el gasto. Una de las más importantes fue la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act), aprobada en 2022, que permite a Medicare negociar ciertos precios de medicamentos y pone un tope anual al gasto de bolsillo en medicamentos para personas mayores. A partir de 2025, los beneficiarios de Medicare no pagarán más de 2 000 dólares al año por medicamentos recetados.
A pesar de estos avances, el gasto en medicamentos en EE. UU. sigue creciendo, impulsado por la innovación farmacéutica, los nuevos tratamientos para enfermedades crónicas y los altos costos de investigación y comercialización. La sostenibilidad del sistema y el acceso equitativo a los medicamentos seguirán siendo temas centrales en el debate sobre salud en Estados Unidos en los próximos años.