La frontera sur de Estados Unidos vive una nueva etapa en sus operativos: la batalla tecnológica desde el aire. A medida que el flujo de inmigrantes alcanza mínimos históricos y los recursos humanos se reducen, tanto autoridades locales como cárteles han encontrado en los drones una herramienta clave para vigilar, detectar y mover mercancías.
Lo que antes era un esfuerzo casi exclusivo del gobierno federal —con sus drones para construir un muro virtual— ahora también involucra a departamentos de policía de condados fronterizos y fuerzas estatales. ¿Lo irónico? Los carteles llevan años usando drones para supervisar sus rutas de contrabandos y pasar la droga hacia Estados Unidos.
Policías vs. Carteles. El resultado es un escenario en el que la vigilancia aérea se ha convertido en parte central de la seguridad y el contrabando, y donde la tecnología avanza más rápido que las leyes que podrían regular su uso.
Primero. Los datos. En los últimos siete años, se expandió el uso de drones por parte de la policía local, aumentando un 150% desde 2018. La mayoría los emplea como “primeros respondedores” para evaluar emergencias, recrear escenas de accidentes y coordinar patrullajes más eficientes. Pero, mientras esto pasaba, ya los carteles usaban los drones para “controlar” su contrabando. Según el Homeland Security, en los últimos seis meses de 2024 se detectaron más de 27,000 vuelos de drones de cárteles a menos de 500 metros de la frontera.
- Aplicaciones en operaciones fronterizas. En Arizona, el condado de Cochise lanzó un programa piloto con drones equipados con cámaras térmicas e inteligencia artificial para localizar posibles actividades de cárteles y realizar búsquedas y rescates nocturnos. En Laredo, Texas, la policía usará drones para seguir persecuciones, detectar si un sospechoso está armado antes de intervenir y entregar Narcan en casos de sobredosis.
- Cobertura en zonas rurales y de difícil acceso. En Sunland Park, Nuevo México, ya se emplean drones para apoyar a bomberos y policías en rescates de inmigrantes y excursionistas, así como para asistir a personas que cruzan el Río Grande. La Guardia Nacional de Texas y la Policía Estatal de Nuevo México también han incorporado drones a sus operaciones.
- Capacidades técnicas avanzadas. Estos drones pueden volar durante horas, operar de noche con visión térmica, registrar datos con GPS y recrear escenas en minutos. Algunos modelos son capaces de medir signos vitales —como frecuencia cardíaca o nivel de oxígeno— desde 500 metros.
Y en medio de la guerra de control aéreo con drones llega el dilema: la falta de regulación. Aunque los drones policiales no están armados, su capacidad de vigilancia avanzada ha generado llamados de defensores de libertades civiles para que se establezcan leyes claras que regulen su uso antes de que se amplíe su papel en tareas de seguridad.