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Así viven el regreso a clases los estudiantes tras el federal takeover

El regreso a clases en DC ocurre bajo vigilancia de la Guardia Nacional, generando tensión y preocupación por su impacto en jóvenes negros y latinos.

Jóvenes conversan con la Guardia Nacional en Union Station, Washington DC, mientras la intervención policial de Trump entra en su segunda semana. Mississippi se suma a otros tres estados republicanos en el despliegue de tropas. | Foto: EFE/EPA/SHAWN THEW.

El regreso a clases en Washington DC este año no es como cualquier otro. En medio de mochilas nuevas y horarios escolares, los estudiantes enfrentan un panorama inusual: la ciudad está bajo la vigilancia de la Guardia Nacional, con puntos de control y un refuerzo policial masivo tras la intervención federal ordenada por el presidente Donald Trump. Mientras algunos ven esto como una medida para garantizar la seguridad, otros temen que esta presencia intensificada de las fuerzas del orden afecte desproporcionadamente a los jóvenes negros y latinos, generando un ambiente de tensión en lugar de protección.

Un campus bajo vigilancia

En la Universidad Howard, una institución históricamente afroamericana, los estudiantes no solo se preparan para clases, sino también para navegar una ciudad transformada. Amaya Lawrence, estudiante de primer año de Tallahassee, Florida, recibió un correo de la universidad con consejos para moverse en esta nueva realidad, como portar siempre su identificación estudiantil. “Vamos a estar bien”, aseguró, aunque admitió a WTOP que sus padres están preocupados por los titulares que hablan de un DC bajo intervención federal.

Seguridad o miedo: el debate en las calles

En el sureste de DC, mientras niños recibían mochilas nuevas en un evento comunitario, los camiones de la Guardia Nacional recordaban que este año escolar comienza bajo la sombra de tropas federales. “Esto no va a salir bien… los niños van a tener miedo de ir a la escuela”, advirtió Dara Baldwin, activista del consejo asesor Free DC.

El presidente Trump justificó la medida argumentando que el crimen juvenil en la capital requería una intervención urgente. Según datos del DC Policy Center, la tasa de arrestos juveniles en DC es casi el doble del promedio nacional. Sin embargo, los arrestos por delitos violentos han mostrado fluctuaciones: de 585 en 2019 a 496 en 2024.

Opiniones divididas en la comunidad

La comunidad está dividida. Para algunos, como Kim Hall, madre de tres hijos en el sistema escolar público, la presencia policial es un alivio. “Si la policía está cerca, no habrá tanta violencia con armas”, afirmó. Pero otros, como Sharelle Stagg, educadora en DC, no están convencidos: “No creo que esta sea la mejor estrategia, especialmente por cómo se presentó a las comunidades”.

¿Solución o problema?

Tahir Duckett, director del Centro de Innovación en Seguridad Comunitaria de Georgetown, advierte que un despliegue masivo de fuerzas puede empeorar la situación. “Cuando la policía se percibe como una fuerza ocupante, la gente no coopera, y eso puede aumentar las tasas de criminalidad”, explica.

Carlos Wilson, de la organización Alliance of Concerned Men, coincide: “Lo que necesitamos son recursos, no más policías. Más programas y oportunidades para los jóvenes es lo que hará mejor a nuestra comunidad”.

El futuro en juego

Con más de la mitad de la población juvenil de DC siendo afroamericana, los defensores de los derechos juveniles temen que esta intervención federal afecte desproporcionadamente a los jóvenes negros y latinos.

Mientras tanto, los estudiantes de Howard y otras escuelas de la capital enfrentan un desafío más allá de los libros: aprender a vivir y prosperar en un entorno que, para muchos, se siente más como una zona de vigilancia que como un hogar.