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Softbank, Washington y el salvavidas millonario

Photo by Rubaitul Azad / Unsplash

La inversión de $2,000 millones de SoftBank y la posibilidad de que el gobierno de EEUU convierta parte de los fondos de la Ley CHIPS en acciones sitúan a Intel en el epicentro de la política industrial. Ya no es solo un fabricante de chips en apuros: es la única pieza de gran escala que queda con sede en territorio estadounidense capaz de sostener la producción avanzada. Ese factor la hace geopolíticamente estratégica, aunque sus números cuenten otra historia menos fantasiosa.

EL RESCATE QUE NO RESUELVE EL PROBLEMA CENTRAL

Inyectar capital da oxígeno, pero no cambia que el negocio de fundición de Intel sigue cojeando. Sus acuerdos con Amazon y Microsoft son más simbólicos que decisivos, y los retrasos en procesos como el 18A ponen en duda su capacidad de competir con TSMC, AMD y Nvidia. Los analistas coinciden: la crisis de Intel no es de liquidez, sino de competitividad. Ponerle dinero encima es como llenar el tanque de un carro con el motor dañado.

CAMPEÓN NACIONAL O REY DE PAPEL

El gobierno quiere coronar a Intel como su “national champion”, pero la corona corre el riesgo de ser más política que tecnológica. Si la compañía se vuelve dependiente del apoyo estatal, puede reforzar sus viejas ineficiencias en lugar de resolverlas: altos costos operativos, retrasos tecnológicos y una estructura pesada. En resumen, la pregunta no es si Washington puede salvar a Intel, sino si Intel puede salvarse a sí misma. Porque un rey sin ejército ni innovación no dura mucho en el trono.

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