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Un mundo dividido (al estilo Orwell)

Las grandes potencias están retomando esquemas de influencia que recuerdan a los bloques superestatales de 1984 de George Orwell. ¿La nueva realidad?

Foto: EFE

El panorama global actual puede parecer dominado por la primera plana de líderes como Trump, Putin y Xi, pero la historia real se escribe en la estructura de poder que estos representan.

Las grandes potencias están retomando esquemas de influencia que recuerdan a los bloques superestatales de 1984 de George Orwell, aquella novela distópica, donde alianzas, fronteras simbólicas y prioridades estratégicas definen el mundo más que las decisiones de un solo líder. La clave está en cómo estas naciones reorganizan el poder para controlar recursos, mercados y narrativas internacionales.

¿Y cómo se vive esa vigilancia? En Estados Unidos se vive de cerca. Entre redadas, contratos de vigilancia con Palantir, la contratación de 10,000 nuevos agentes de ICE y la tensión que respira en el ambiente Mira el episodio de nuestro Podcast La Vibra Está Rara by Tiempo. 

Volviendo al tema… Rusia, Estados Unidos y China actúan como bloques con agendas diferenciadas pero complementarias en su competencia global. Moscú busca expandir su influencia en Europa y Medio Oriente, Pekín refuerza su control sobre Asia y la Ruta de la Seda, y Washington intenta mantener su hegemonía mediante alianzas estratégicas y militarización selectiva. 

Este repliegue en esferas de influencia y la búsqueda de seguridad económica y política recuerdan los territorios rígidos y las zonas de control del mundo de Orwell donde cada bloque protege su soberanía e intereses por encima de la cooperación global. O sea, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia. 

La economía y la información son herramientas centrales en este esquema. El concepto de “national capitalism”, donde cada país prioriza la autosuficiencia y regula estrictamente sus mercados, refleja la gestión controlada de recursos que Orwell imaginó en su novela. A la par, la manipulación de narrativas, el fortalecimiento de discursos patrióticos y la censura parcial de información son estrategias que consolidan la posición de estos gobiernos en cada lugar, conferencias o foros a los que asistan. 

Aunque la atención mediática se centre en líderes y reuniones emblemáticas (como el summit de Alaska entre Putin y Trump), la tendencia estructural es más significativa: un mundo cada vez más segmentado en bloques de poder con reglas propias, economías protegidas y narrativas dirigidas. Orwell no escribió un manual de política exterior, pero su visión de superestados rivales controlando información y territorios es hoy una lente útil para entender cómo Estados Unidos, Rusia y China delinean sus estrategias en el mundo. 

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