Los oficiales de policía de Washington D.C. ahora pueden notificar a los agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sobre encuentros con inmigrantes indocumentados durante paradas de tráfico, según una orden emitida el jueves por la jefa de policía, Pamela Smith.
La medida llega días después de que el presidente Trump asumiera el control de la fuerza policial de la ciudad, generando preocupaciones sobre la reducción de las protecciones del estatus de santuario.
Trump elogió la orden y afirmó que el siguiente paso en la aplicación de la ley migratoria a nivel nacional sería identificar a inmigrantes indocumentados durante paradas de tráfico. “Creo que eso va a suceder en todo el país. Queremos detener el crimen”, dijo desde la Oficina Oval, sin aclarar si su administración presionó a Smith para realizar cambios en la política del Departamento de Policía Metropolitana (MPD).
La orden permite a los oficiales compartir información con agentes federales sobre personas “que no estén bajo custodia”, y brinda al MPD la capacidad de transportar agentes de inmigración o detenidos.
Aun así, la directiva mantiene ciertas protecciones del santuario: la policía no puede realizar verificaciones migratorias fuera de investigaciones criminales, arrestar solo con órdenes de inmigración sin cargos, ni compartir datos personales o permitir interrogatorios federales de personas bajo custodia.
La ley de ciudad santuario de D.C. prohíbe la cooperación entre la policía local y ICE para detener a inmigrantes indocumentados. La alcaldesa Bowser intentó derogar la ley en mayo mediante el presupuesto de 2026, pero el Concejo de D.C. rechazó la propuesta.
La ofensiva de emergencia de Trump ha resultado en decenas de arrestos relacionados con inmigración en la ciudad, incluidos 29 el miércoles por la noche, según un funcionario de la Casa Blanca.
Defensores de derechos civiles e inmigrantes advierten que las paradas de tráfico y puestos de control pueden fomentar discriminación racial. Los activistas reportan un aumento en llamadas a líneas de ayuda y temen que la comunidad se abstenga de denunciar delitos por miedo a ICE.
Mientras la ciudad navega entre orden federal y protecciones locales, muchos inmigrantes viven con miedo constante a ser detenidos en su vida cotidiana.