El One Big Beautiful Bill es la pieza central de la agenda doméstica de Trump, una ley tan extensa como impopular en las encuestas. Ante ese escenario, la Casa Blanca decidió simplificar su narrativa: en vez de hablar de todo el paquete, concentrarse en lo que puede sonar bien a más votantes —los recortes de impuestos.
La estrategia es clara: destacar las disposiciones que prometen alivio inmediato en los bolsillos, como menos impuestos sobre salarios, propinas y horas extra. Con esto, el gobierno busca que la percepción de la ley no dependa de debates complejos sobre salud o déficit, sino de beneficios tangibles en la vida diaria. El mensaje ahora es simple: si hay algo que vende, son los taxes.
TAXES PARA HACER MÁS ATRACTIVO EL BIG BEAUTIFUL BILL.
- El foco en impuestos como salvavidas político. Tras aprobar la ley, la Casa Blanca afinó su estrategia de comunicación y centró todo en los recortes fiscales. La idea es que hablar de menos impuestos sea más claro y popular que explicar un paquete de miles de páginas. Las disposiciones incluyen reducciones para personas, empresas y alivios específicos como la eliminación de impuestos sobre propinas y horas extras. Con este giro, los republicanos esperan transformar una ley impopular en un mensaje sencillo y digerible: “más dinero en tu billetera”.
- Las críticas en salud y desigualdad. El énfasis en los tax cuts no borra el resto de la ley: para financiar esas rebajas, se incluyen recortes a Medicaid y otros programas, lo que podría dejar sin cobertura a más de 10 millones de personas. Además, estudios muestran que los beneficios mayores se concentran en corporaciones y altos ingresos, mientras que medidas populares como “no tax on tips” impactan solo a un grupo reducido de trabajadores. La estrategia republicana es destacar lo más vendible, aunque el costo social sea más difícil de explicar en campaña.
- Georgia como campo de batalla electoral. El vicepresidente JD Vance ha sido el rostro de esta nueva narrativa, llevando el discurso de “working families tax cuts” a estados clave como Georgia. En visitas a fábricas, prometió que los hogares sentirán pronto los beneficios, un argumento diseñado para contrastar con los demócratas que votaron contra la ley. La administración calcula que si los votantes perciben alivio fiscal antes de las elecciones, la impopularidad del paquete completo perderá peso. Georgia es la prueba de fuego: un estado competitivo donde los tax cuts se venden como la parte amable del Big Beautiful Bill.
LA OTRA CARA
La promesa de alivio inmediato en los bolsillos podría tener un efecto contrario en lo social, especialmente con los recortes a Medicaid y programas de apoyo. El debate no se limita a impuestos, sino al impacto que tendrán estas decisiones en la vida de millones de familias. Tomando en cuenta que una encuesta reciente del Pew Research Center mostró que solo un 32% de los estadounidenses aprueba el Big Beautiful Bill.