El lunes, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, junto al presidente del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, visitaron Puerto Rico para supervisar operaciones militares contra carteles en el Caribe. Hegseth abordó el amphibious warship USS Iwo Jima y lo dejó más claro que el agua. “Esto no es entrenamiento, es un ejercicio real por los intereses vitales de EEUU”.
A message to our warfighters from the Secretary of War. pic.twitter.com/UVbsvAuNmR
— Secretary of War Pete Hegseth (@SecWar) September 8, 2025
Hasta ahora, en la primera administración Trump, un secretario de Defensa no había viajado a la región para inspeccionar buques activos en misiones contra narcóticos, marcando un cambio en la presencia militar estadounidense en el Caribe.
La visita ocurre tras el ataque de la semana pasada contra un barco –supuestamente– vinculado al Tren de Aragua, que la administración relaciona con Venezuela y el narcotráfico hacia Estados Unidos. En operaciones como estas, las críticas no faltan. Andrew Yeo, del Brookings Institution, advierte que la administración “probablemente buscaba shock value, pero el timing y las optics son terribles”. Otros legisladores, incluidos demócratas del Capitolio, cuestionan la legalidad de usar fuerza en operaciones que históricamente corresponden a la Coast Guard.
¿Y Puerto Rico que pinta? La isla se convierte en un punto estratégico en el Caribe, con ocho buques desplegados, posibles aviones de combate y refuerzo de operaciones de inteligencia. Para Ryan Berg, del Center for Strategic and International Studies, esto demuestra un cambio de paradigma.
"La administración quiere mostrar que no es solo retórica y que hay reglas distintas de enfrentamiento con estas organizaciones”. Al apuntar hacia carteles con presunta conexión venezolana, Washington refuerza su rol como vigilante regional, pero podría tensar relaciones con aliados y afectar la percepción internacional.
Aunque la administración asegura que las medidas buscan proteger al país, los críticos señalan riesgos: militarizar la región y usar fuerza letal sin evidencia clara cambia el rol de Puerto Rico y abre precedentes preocupantes.
La combinación de presencia militar reforzada, operaciones letales y información controlada, con Venezuela como telón de fondo, deja claro que la estrategia del gobierno en la región no es solo contra narcóticos: es un experimento de poder con impactos legales, diplomáticos y de seguridad que todavía no se discuten en profundidad.