EEUU y China anunciaron un acuerdo para que TikTok quede bajo control estadounidense, pero el diablo está en los detalles. La app favorita de 170 millones de usuarios en EEUU podría cambiar de dueño, aunque falta ver si Pekín acepta soltar su joya: el algoritmo que mantiene pegados a los adolescentes y a medio Congreso. La ironía: el acuerdo se anunció en Madrid, sin respuestas claras y con un aire de déjà vu a 2020 cuando ya se buscaba una venta.
EL CONGRESO QUIERE SU TURNO
La ley aprobada en 2024 obliga a ByteDance a vender TikTok o enfrentar un veto, y un buen grupo de legisladores, de uno y otro lado, no parecen dispuestos a regalarle la salida fácil a Trump.
Con la de ayer, el presidente ha extendido el deadline tres veces, algo que varios demócratas dudan que sea legal. Ahora, el Capitolio amenaza con convertirse en árbitro definitivo. En teoría, cualquier nuevo pacto necesita su bendición, lo cual podría convertir las audiencias en algo más adictivo que un scroll infinito.
CHINA NO SUELTA LA CORREA
El gran obstáculo sigue siendo la propiedad. Trump dijo que discutirá con Xi Jinping si Pekín conserva algún trozo de TikTok, mientras senadores como Tom Cotton insisten en cortar cualquier lazo que huela a China. En abril, un acuerdo previo se estancó tras las tensiones comerciales.
El escenario ahora parece repetirse: Washington presiona, Pekín duda, los congresistas recelan. En medio del tira y afloja, la pregunta incómoda sigue ahí: ¿TikTok será una empresa estadounidense o seguirá siendo un rehén de la geopolítica?