Parece que Nissan no está teniendo su semana más brillante. Según el informe original, la empresa ha decidido recortar drásticamente su plan de producción del nuevo modelo de su vehículo eléctrico, el Leaf, programado entre septiembre y noviembre. Todo se debe a retrasos en la adquisición de baterías, un problema que ha obligado a la compañía a replantear su estrategia de lanzamiento.
El dilema de Nissan no es menor. La reducción en la producción está directamente vinculada a rendimientos de baterías más bajos de lo esperado en una de sus filiales. Esto ha significado un impacto notable en los planes de producción en la planta de Tochigi, donde se elaboran los Leaf para mercados importantes como el de EE. UU. y Japón.
Las adaptaciones logísticas han sido considerables. Nissan ha tenido que disminuir su producción en varios miles de vehículos al mes. Aunque el número exacto de vehículos afectados no ha sido especificado, el impacto es evidente y plantea un desafío para cumplir con el lanzamiento del nuevo modelo antes de que termine el año.
Ante esta turbulencia, un portavoz de Nissan ha optado por no dar comentarios inmediatos. Esta situación recuerda un episodio similar en 2023, cuando Nissan enfrentó problemas con otro vehículo eléctrico, el Ariya, en la misma planta de Tochigi. Estos eventos sugieren una serie de dificultades técnicas persistentes en su operación de vehículos eléctricos.
El eco de estas noticias también se refleja en los mercados financieros. Antes del informe del Nikkei, las acciones de Nissan cerraron con una baja del 0.4%, mientras que el promedio de referencia Nikkei mostró un ligero aumento del 0.3%. Esto sitúa a Nissan en una posición desafiante en su camino para reflotar como líder en el mercado de autos eléctricos.
