Lo dice Jerome Powell. Lo dice Sam Altman. Lo dice Steve Preston. Y también lo dice Robert Herjavec de Shark Tank. Y cuando muchas personas lo comienzan a decir... La inteligencia artificial podrá estar llenando las gráficas de Wall Street, pero no las nóminas de las empresas y mucho menos las expectativas laborales de la Gen Z.
Aunque la tasa de desempleo sigue baja, la creación de puestos de trabajos se estancó, y esa paradoja inquieta a políticos y economistas. Mientras republicanos destacan el ingenio privado para adaptarse, los demócratas advierten sobre millones de empleos en riesgo. Probablemente la AI siga creciendo en el futuro próximo, ¿pero qué pasará con quienes queden fuera de la fiesta?
DATA CENTERS, POCOS SUELDOS
El auge económico que muestran los índices bursátiles no viene del consumo, sino de la inversión en infraestructura de AI: data centers, software y energía. Neel Kashkari, de la Reserva Federal de Minneapolis, lo resumió en Axios: hacen falta muchos obreros para construir un centro, pero pocos para operarlo. El resultado es un crecimiento fuerte en industrias que apenas generan empleos, una mezcla que deja claro por qué el mercado laboral luce frío mientras Wall Street arde.
ADAPTARSE O QUEDARSE ATRÁS
La transición puede sonar prometedora a largo plazo, pero el costo social es innegable. Powell reconoció que la creación de empleo general está desacelerándose, mientras encuestas reflejan la peor confianza laboral en más de una década. A este paso, reubicar trabajadores en un ecosistema AI-para-todo será tan doloroso como la desindustrialización causada por China hace dos décadas. La pregunta no es si habrá prosperidad futura, sino quiénes quedarán en pie cuando llegue realmente.