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¿Quién gana y quién pierde en el juego de las visas?

Con la nueva tarifa de $100,000 para la visa H-1B, las grandes tecnológicas como Google o Amazon probablemente absorban el costo o negocien exenciones, pero startups, hospitales y universidades son las principales víctimas

Photo by Global Residence Index / Unsplash

Estados Unidos llevaba tres décadas atrayendo talento global con la visa H-1B, un permiso que permite a empresas contratar trabajadores extranjeros altamente calificados, hasta ayer: la administración decidió imponer un nuevo costo (bastante exagerado) con cada nueva solicitud.

La medida desató caos en Silicon Valley, entre universidades y hospitales, y pánico entre cientos de miles de aspirantes —en su mayoría de la India— que ven más preguntas que respuestas con el nuevo método de solicitud de esta visa. Pero, aunque desde la Casa Blanca lo ven como un test de competitividad, los economistas ya advierten el riesgo: una amenaza del flujo que alimenta la productividad, la innovación y el crecimiento económico del país. 

QUIÉN GANA, QUIÉN PIERDE

Con la nueva tarifa de $100,000 para la visa H-1B, Estados Unidos puede perder más. Las grandes tecnológicas como Google o Amazon, con músculo financiero y equipos legales, probablemente absorban el costo —o negocien exenciones— sin alterar demasiado su acceso al talento global.

En cambio, las startups, los hospitales y las universidades, con presupuestos más ajustados, son las principales víctimas: pierden competitividad y se ven obligadas a recortar plazas o a trasladar proyectos fuera del país. India sufrirá un golpe inmediato en su industria de IT y entre sus estudiantes, pero a mediano plazo otros países como Canadá, Alemania o Francia se beneficiarán captando el talento que Estados Unidos rechace.

  • La H-1B y su peso en la economía. Es una visa no inmigrante para que empresas estadounidenses contraten trabajadores extranjeros altamente cualificados. Se concede por tres años (renovable hasta seis) y desde 2012, el 60% de las aprobaciones corresponde a empleos informáticos. Pero también se usan en hospitales, universidades y bancos. Cerca del 70% de los beneficiarios son indios y un 12% chinos.
  • El cambio radical en el que todos no están contentos. El viernes se anunció un aumento de la tarifa a $100,000 por nueva solicitud, frente a los $215 previos. La Casa Blanca aclaró luego que es un pago único y no afecta a actuales titulares ni viajeros temporales, pero aún no hay detalles sobre el proceso de pago ni sobre si universidades y organizaciones sin fines de lucro —tradicionalmente exentas del tope anual— quedarán incluidas.
  • ¿Las razones? Ahí las dicen (aunque no hablen mucho de las consecuencias). La Casa Blanca sostiene que el programa subcontrata trabajos y reduce salarios de estadounidenses. La administración culpó a consultoras como Tata Consultancy Services por usar el sistema para traer mano de obra más barata. Pero, expertos señalan que los abusos son la excepción y que la mayoría de beneficiarios son realmente trabajadores difíciles de reemplazar en el país.
LOS NÚMEROS HABLAN

La H-1B aporta unos $86,000 millones anuales a la economía estadounidense, incluidos $24,000 millones en impuestos federales y $11,000 millones en impuestos estatales y locales. Un aumento del costo tan drástico encarece la contratación de talento y puede forzar a hospitales, startups y universidades a reducir puestos de trabajo o trasladar operaciones fuera del país. 

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