Desde que pones un pie en el Mead Center for American Theater, sientes la energía. No es la misma que la de un estadio de béisbol, pero se le acerca. Los murmullos, la anticipación y la emoción de una nueva temporada llenan el aire. Esta temporada tiene un toque distinto: el sabor de la herencia latina. En Washington, DC, ciudad donde el béisbol es casi una religión, Sergio Trujillo, coreógrafo y director colombiano que triunfa en Broadway, trae una versión renovada de Damn Yankees. Con Ana Villafañe interpretando a la icónica Lola, este musical no solo celebra béisbol y ambición, sino que también nos invita a vernos en el escenario.
Un sueño con raíces colombianas y acento neoyorquino
La conexión de Sergio con Damn Yankees es personal y profunda. El talentoso artista, de raíces colombianas pero que creció en Toronto, Canadá, se enamoró de la obra a los 22 años, cuando aún estudiaba para ser quiropráctico y usaba el baile para pagar sus estudios. En 1987, audicionó para una producción en Toronto y el flechazo fue inmediato.
“Dije que algún día regresaría y la dirigiría y haría la coreografía. Cuando los productores me contactaron, supe que era el momento”.
Una historia que habla a 2025
Pero esta no es una simple repetición del original de 1955. Sergio sabía que el guion original no encajaba con los tiempos actuales.
“Es muy old fashion y tiene elementos que ya no se pueden producir, no son políticamente correctos. Pero nuestra versión respeta la esencia y la levanta, con un reparto que refleja la América de hoy: latinos, negros, asiáticos, todos juntos en un equipo que se siente real”.
El musical sigue a Joe Boyd, fanático de los Washington Senators que hace un pacto con el diablo para vencer a los Yankees. En esta adaptación, Joe lo hace también para cumplir el sueño que su padre, un hombre negro, nunca pudo alcanzar.
“Es una historia universal sobre lo que hacemos por nuestros padres y lo que podemos lograr hoy”, explica Trujillo.
El béisbol con sabor a lo nuestro
Uno de los mayores logros de esta nueva producción es la diversidad de su elenco. El equipo de los Senadores de Washington, rivales de los Yankees de Nueva York, ahora es un crisol de culturas.
“En la versión de 1955, todo el equipo era blanco. Ahora, mi equipo de béisbol, que se sitúa en el año 2000, tiene mexicanos, puertorriqueños y dominicanos. Hay hasta un chico japonés. Refleja a los equipos de béisbol de hoy”.
Lola, por fin dueña de su historia
El personaje de Lola, tradicionalmente interpretado por actrices blancas que imitaban lo latino, ahora tiene su verdadero sello. Ana Villafañe, de ascendencia cubana y salvadoreña, se apropia del papel.
“Siempre me dio pausa que el papel se interpretara con actrices blancas que imitaban lo latino. Ahora lo vivimos de verdad. Le puse salsa, mambo, cha-cha, todo nuestro sabor. Es mi estampa como director y coreógrafo latino”.
Sergio también infunde ritmos latinos en el musical. En la famosa canción “Who’s Got the Pain When They Do the Mambo”, se reapropió de la música para llenarla de salsa, mambo y chachachá.
“He retomado lo que es de nosotros. Le puse mi propia estampa como director y coreógrafo latino”, dijo orgulloso.
Una oda a la comunidad en un estadio inmersivo
El teatro Arena Stage se presta a una experiencia inmersiva que te hace sentir en el campo de juego. “A pesar de ser un espacio pequeño, recreamos la experiencia de estar en un estadio. No tenemos cuatro puntos de vista; aquí existe la oportunidad de ser inmersivo”, explicó Sergio. Cada función es distinta, cada público aporta su energía. Para él, el teatro es comunidad, alegría y esperanza.
“El teatro tiene un poder, y ese es el poder de brindar alegría. Este show es increíblemente alegre. Es una gran celebración de comunidad y de equipo. Quiero que los latinos vengan y se encuentren en el show, y que aprendan a amar el teatro si les gusta el béisbol”.
La temporada de béisbol puede estar en pleno apogeo en Washington, pero el verdadero home run está en Arena Stage. Damn Yankees no solo celebra el béisbol y la música; celebra nuestra cultura, nuestra comunidad y nuestro orgullo latino. Cada función es una fiesta, un encuentro con la alegría y la energía de un equipo diverso que refleja la América de hoy. No es solo un musical: es una invitación a sentirnos parte del juego y a celebrar quiénes somos.