Natcast fue creada para coordinar investigación y talento en chips, con miembros como Nvidia, Intel y Apple. En menos de dos años quedó desmantelada tras el golpe de Howard Lutnick, jefe de Comercio, que acusó a la organización de ser un “fondo ilícito” de la era Biden. La decisión paralizó proyectos en Arizona, Nueva York y California, con despidos masivos y promesas incumplidas de inversión que no fueron más que pajaritos en el aire. El vacío que deja es enorme, justo cuando EEUU compite con China por la AI.
REGLAS NUEVAS, JUEGO NUEVO
Como dice este explainer de Politico, la administración Trump propone otro camino: reestructurar los fondos CHIPS bajo un “acelerador” que exige condiciones más duras —participaciones de capital, regalías, hasta derechos sobre patentes— a quienes reciban subsidios. El modelo busca mayor control estatal y retorno financiero. Pero genera dudas entre académicos y empresas que ven riesgo de frenar la innovación. Para algunos, es un golpe al espíritu de colaboración público-privada; para otros, apenas un ajuste necesario luego de años de subsidios mal diseñados.
¿REINDUSTRIALIZACIÓN O CONTROL POLÍTICO?
El desenlace de Natcast plantea preguntas más grandes: ¿puede EEUU sostener su apuesta por semiconductores sin enredarse en guerras partidistas? Legisladores de ambos partidos exigen explicaciones, mientras estados como Arizona y Nueva York buscan salvar sus propios proyectos. Las empresas, mientras, callan para no quedar vetadas en futuras rondas de fondos. En teoría, la meta sigue clara: producir más chips en casa. En la práctica, el plan parece más un baile político en el que estrategia industrial no siempre marca el ritmo.