Los agricultores de soya de Maryland enfrentan una crisis sin precedentes desde los años 80 debido a la guerra comercial con China. Este año, gran parte de sus ventas al gigante asiático desaparecieron, dejando 16 millones de bushels almacenados y una caída del 30% en el precio mundial de la soya, según David Burrier, propietario de Linganore Farm en Union Bridge. Burrier asegura:
“Normalmente vendemos algunas habas en otoño y el resto en primavera, pero este año no hemos recibido un solo pedido de China” .
Más de 12,000 familias dependen de este cultivo para generar $200 millones de anuales para la economía del estado, mientras China, el mayor comprador mundial de soya, canceló sus pedidos, afectando directamente la estabilidad financiera de los productores. La Asociación Americana de Soya advirtió que:
“Las guerras comerciales son perjudiciales para todos y estos últimos acontecimientos son profundamente decepcionantes en un momento de crisis financiera creciente para los agricultores”.
Aranceles y consecuencias para los productores
China impuso un arancel del 34% a las importaciones de soya estadounidense como parte de la disputa comercial con la administración Trump sobre tarifas y minerales estratégicos. Esto obligó a los agricultores a almacenar sus cosechas mientras los precios se desplomaban. Burrier señala que la última vez que la agricultura enfrentó un estrés similar fue en los años 80, cuando muchos productores perdieron sus granjas.
“Nos sentimos como chivos expiatorios. Estamos colgando, absolutamente”, afirmó a NBC News.
Impacto económico local
La siembra de soya en Maryland involucra a casi 13,000 familias y representa un pilar económico para el estado. La temporada comienza en abril o mayo, pero sin demanda internacional, los agricultores podrían verse obligados a reducir sus cultivos. Burrier advierte:
“Este no es un problema que podamos posponer; es un problema aquí y ahora. Hagamos una línea en la arena y trabajemos en ello hoy”.
El año pasado, China compró más de la mitad de las exportaciones estadounidenses de soya, equivalentes a 12,6 mil millones de dólares, lo que demuestra la dependencia de los agricultores locales en el comercio internacional.
Respuestas del gobierno y perspectivas
El presidente Donald Trump reconoció que China no compra soya estadounidense y señaló que esto constituye un “acto económico hostil”. La USDA aseguró que “el presidente no dejará atrás a los agricultores y utiliza todas las herramientas disponibles para garantizar que tengan lo que necesitan”, mientras continúa evaluando la economía agrícola y la necesidad de asistencia adicional. Sin embargo, algunos agricultores, como Burrier, rechazan los subsidios y prefieren vender sus cosechas en el mercado internacional, calificando los rescates de “asistencia social” y enfatizando la urgencia de un acuerdo comercial que reabra el mercado chino.
La guerra comercial con China genera incertidumbre para los agricultores de soya de Maryland. Familias que dependen de la exportación de sus cosechas enfrentan precios bajos y granos almacenados, mientras buscan recuperar la estabilidad de sus negocios. Los productores necesitan acuerdos comerciales que aseguren ventas internacionales y permitan mantener la continuidad y el crecimiento del sector agrícola en el estado.