El concejal Charles Allen, del Distrito 6, presentó el proyecto “Restricting Egregious Scalping Against Live Entertainment (RESALE) Amendment Act of 2025”, con el objetivo de frenar la reventa abusiva de boletos. La propuesta busca limitar la reventa a un máximo del 10% por encima del precio original y multar hasta con $10,000 por boleto a las empresas que incumplan la norma.
La medida, respaldada por siete coauspiciadores, convertiría a DC en el segundo lugar del país, después de Maine, en imponer un tope tan estricto a la reventa de entradas. Allen asegura que el proyecto busca proteger a los fans de un sistema que “enriquece a intermediarios que no aportan nada al espectáculo”.
Apoyo desde los escenarios
El proyecto ha generado un inusual consenso entre artistas, dueños de clubes y fanáticos. Más de 100 personas se inscribieron para testificar en la audiencia pública del Concejo, incluyendo propietarios de lugares icónicos como el 9:30 Club y el D.C. Improv Comedy Club.
Will Eastman, de U Street Music Hall Presents, aseguró que los revendedores “roban valor y equidad de la escena musical de DC y la transfieren a bolsillos anónimos que no aportan nada al arte”. Por su parte, Allyson Jaffe, del D.C. Improv, relató a WUSA9 que muchos de sus clientes “han comprado boletos falsos o con sobreprecios absurdos a través de revendedores no autorizados”, lo que perjudica tanto a artistas como a los propios locales.
Precios fuera de control
El caso de la banda Lorde en el The Anthem ilustra la gravedad del problema: boletos con un valor original de $150 se revendieron entre $800 y $1,200, mientras que una entrada promedio del 9:30 Club, de $37, llegó a ofrecerse por más de $2,100 en StubHub. “El scalping se ha salido completamente de control y está dañando a nuestros fans”, dijo Audrey Fix Schaefer, portavoz de I.M.P., la empresa que administra varios de los principales recintos musicales de DC.
Los argumentos en contra
Plataformas de reventa como StubHub advierten que la medida podría empeorar la situación, al empujar las transacciones hacia mercados no regulados donde los fraudes son más comunes. “Sabemos por estudios independientes que los topes de precios simplemente no funcionan”, afirmó Jess Roy, portavoz de la compañía, citando ejemplos en Europa donde el fraude aumentó hasta cuatro veces más bajo regulaciones similares.
StubHub también acusa a Ticketmaster y Live Nation —actualmente demandadas por prácticas monopólicas en D.C.— de impulsar la iniciativa para consolidar su control del mercado. Sin embargo, Allen respondió que la ley aplicaría “a todas las plataformas por igual”, sin excepciones.
Lo que viene
El proyecto aún no ha sido aprobado. Si avanza tras las audiencias de esta semana, podría entrar en vigor en 2026, y requeriría que cualquier persona que revenda 50 o más boletos al año se registre como corredor autorizado en el Distrito. La iniciativa promete convertirse en un referente nacional sobre cómo regular el mercado de boletos en la era de los bots y la especulación digital.
Mientras algunos ven el RESALE Act como un paso firme hacia la justicia para los fanáticos y artistas, otros temen que el remedio pueda crear nuevos problemas. Lo cierto es que la discusión en DC refleja una realidad nacional: los conciertos ya no solo se libran en los escenarios, sino también en las plataformas digitales donde los precios se disparan antes de que suene la primera nota.