La Guardia Nacional parece haber encontrado un segundo hogar en Washington DC. Lo que empezó como un despliegue temporal para “proteger activos federales” podría extenderse… hasta el verano de 2026, justo a tiempo para la celebración del bicentenario de Estados Unidos. Mientras tanto, los residentes observan cómo los soldados no solo patrullan calles, sino que también han recogido basura y ayudado con tareas que normalmente corresponden a la policía local.
Planes “indefinidos” y correos que lo confirman
Según un reciente documento judicial presentado por el Fiscal General de DC, Brian Schwalb, la Guardia Nacional planea mantener una “presencia persistente a largo plazo” en la ciudad, con rotaciones de tropas incluso de otros estados. Un correo interno de Leland Blanchard, comandante de la Guardia Nacional de DC, instruyó a los soldados a empezar a “invernar” su formación, dejando claro que el despliegue se extenderá durante los meses fríos.
¿Quién manda aquí?
Aunque los soldados provienen de distintos estados, WUSA9 informó que todos reportan directamente al Secretario del Ejército y al Secretario de Defensa, dejando a los gobernadores prácticamente fuera de la ecuación. Esto, según Schwalb, viola las cláusulas de milicia de la Constitución y convierte a la ciudad en un escenario donde los civiles deben compartir la calle con tropas armadas sin la capacitación policial adecuada.
Entre patrullas y recogida de basura
Los soldados no se han limitado a vigilar edificios federales. Han patrullado estaciones de metro, montado perímetros de seguridad e incluso detenido personas en las calles. Además, se han visto ayudando en tareas comunitarias, como recoger basura, en un despliegue que algunos críticos llaman más un “show publicitario” que una medida de seguridad real.
El costo y la controversia
El despliegue de aproximadamente 2,500 tropas —casi la mitad de fuera del estado— podría costar más de 500 millones de dólares, según algunos funcionarios locales. La alcaldesa Muriel Bowser y Schwalb sostienen que esta presencia militar prolongada socava la autoridad de la ciudad y pone a los residentes en riesgo. Por su parte, la Casa Blanca defiende la operación como una forma de mantener a la capital “segura y limpia”.
Mientras la ciudad debate si la Guardia Nacional es bienvenida o un exceso armado, los soldados parecen instalarse cómodamente en la capital. Entre patrullas, recolección de basura y correos que hablan de “invernar”, la pregunta que flota en el aire es simple: ¿es DC ahora su hogar temporal… o permanente? La decisión final queda en manos de la justicia, pero por ahora, la capital tiene un invitado pesado que no parece irse pronto.