Si el cierre parcial del gobierno federal no se resuelve esta semana, millones de familias en todo Estados Unidos podrían quedarse sin los beneficios del programa de asistencia alimentaria SNAP, conocido como “food stamps”. A nivel nacional, 42 millones de personas de bajos ingresos podrían perder acceso a estos beneficios a partir del 1 de noviembre, incluyendo 141,000 residentes de DC, donde cubrir un mes completo costaría cerca de $29 millones. Líderes locales ya advierten que la demanda de bancos de alimentos podría superar la capacidad de respuesta de la ciudad.
DC considera usar sus reservas para alimentar a los más vulnerables
El administrador de la ciudad, Kevin Donahue, informó al Consejo de DC que la ciudad evalúa usar sus reservas en efectivo para cubrir la falta de beneficios de SNAP. La alcaldesa Muriel Bowser aún no ha tomado una decisión final y declaró: “Necesitamos que el gobierno federal haga su parte”. El Departamento de Agricultura (USDA) advirtió que no utilizará fondos de contingencia ni reembolsará a los estados que cubran los costos, complicando las opciones locales. Sin embargo, grupos demócratas y organizaciones liberales aseguran que el USDA tiene fondos de contingencia suficientes para cubrir dos tercios del déficit.
Virginia declara estado de emergencia ante la posible crisis alimentaria
En Virginia, el gobernador Glenn Youngkin declaró estado de emergencia para usar fondos de emergencia y garantizar los beneficios alimentarios. Según WTOP, 800,000 residentes de Virginia dependen de SNAP, incluyendo más de 300,000 niños y 80,000 adultos menores de 60 con discapacidades. La senadora estatal Danica Roem destacó:
“Sí, incluso en Gainesville, Bristow y Haymarket tenemos necesidades reales de hambre. Por eso existe la Haymarket Regional Food Pantry”.
Maryland se mantiene cauteloso sin garantías federales
Por su parte, el gobernador de Maryland, Wes Moore, señaló que los beneficios expirarán y que, sin una garantía de reembolso federal, el estado no utilizará sus $3,500 millones en efectivo para cubrir los costos:
“No hay balance que compensar cuando el gobierno federal simplemente dice a los estados: ‘Se las arreglan solos’”, declaró Moore, citado por Axios.
Organizaciones y empresas buscan soluciones temporales
Algunas comunidades están movilizándose para atender la necesidad alimentaria. DoorDash anunció que eliminará tarifas de comerciantes para bancos de alimentos, despensas y organizaciones comunitarias, mientras líderes locales instan a supermercados y empresas a donar alimentos a familias necesitadas. Además, los senadores demócratas Mark Warner y Tim Kaine enviaron cartas a la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, exigiendo que se utilicen fondos de contingencia y otras herramientas legales para garantizar que SNAP continúe funcionando a finales de noviembre.
El posible cese de SNAP a partir de noviembre podría generar hambre generalizada en DC, Maryland y Virginia, afectando especialmente a niños y familias de bajos ingresos. Mientras los estados evalúan soluciones locales, la presión sobre el gobierno federal aumenta para asegurar que la asistencia alimentaria continúe, evidenciando la vulnerabilidad de millones de residentes frente a la paralización de programas esenciales.