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Cirugías extremas: el Mar‑a‑Lago Face llega a la capital

Allegados de Trump llegan a DC con rellenos, Botox y pómulos altos, buscando el icónico “Mar‑a‑Lago Face”, donde el exceso es el nuevo glamour.

Foto: Foto de Gustavo Fring/Pexels.

Desde enero, los quirófanos de Washington DC se han llenado de pacientes con ambiciones dignas de Palm Beach. Insiders de Trump llegan con listas de pedidos: labios más carnosos, pómulos elevados y Botox a raudales, todos buscando el icónico “Mar‑a‑Lago Face”. Lo que antes era discreción en la capital ahora es lujo ruidoso en la cara, y los cirujanos locales se encuentran atrapados entre la ostentación y la seguridad facial.

De la discreción al todo se nota

DC siempre ha sido una ciudad de estética sutil. “La gente quiere verse bien, pero sin que se note que se hizo algo”, explicó Troy Pittman, cirujano plástico que atiende a varios allegados del expresidente. Pero eso cambió con la llegada del Team Trump 2.0: “Ahora vemos personas que quieren que se note que se hicieron algo”, confesó Pittman a Axios.

Labios, Botox y más: la carta de pedidos

Los procedimientos estrella de esta nueva generación son rellenos faciales, sobre todo labios, seguidos de Botox y Dysport. Los pacientes, muchos provenientes de Florida, intercambian experiencias y recomendaciones como si fueran tips de moda, abrazando la filosofía de Trump: menos “lujo discreto”, más “foghorn luxury”.

“Filler blindness”

No todo es glamour. La cirujana Anita Kulkarni ha tenido que decir “no” a muchos pacientes que pedían un look más “hecho”: “Si agregas más y más producto y estás rodeado de gente que hace lo mismo, pierdes la noción de la normalidad anatómica”, advierte. La llaman “filler blindness”, y puede ser peligrosa si se exceden las dosis.

¿Por qué ahora y por qué aquí?

Kulkarni recuerda que durante el primer mandato de Trump, este fenómeno era menos notorio: predominaban los republicanos del establishment. Hoy, la tendencia es más marcada, especialmente entre hombres que buscan verse jóvenes, viriles y masculinos, con procedimientos como Botox, liposucción y rejuvenecimiento de párpados, siguiendo la estética de líderes como Pete Hegseth sobre apariencia y fitness militar.

El “Mar‑a‑Lago Face” no es solo un estilo: es una declaración política y social en la capital. Mientras algunos prefieren discreción, los allegados de Trump abrazan la extravagancia facial, dejando a los cirujanos de DC navegando un territorio donde el exceso se volvió la nueva norma y el glamour se mide en mililitros de relleno.

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