Los streateries, esos coloridos patios al aire libre que surgieron en plena pandemia, se convirtieron en un símbolo de resistencia y creatividad urbana en Washington DC permitieron a los restaurantes sobrevivir, a los vecinos disfrutar de comidas seguras y llenaron de vida calles que antes estaban vacías. Pero a partir del 30 de noviembre de 2025, nuevas reglas y tarifas del Departamento de Transporte de DC (DDOT) podrían borrar del mapa la mayoría de estas estructuras, poniendo en riesgo no solo la economía de los negocios, sino también la vibrancia de los vecindarios.
De emergencia a permanencia
El programa temporal lanzado en junio de 2020 permitió que restaurantes ocuparan carriles de estacionamiento, calles y callejones para comedor al aire libre, ayudando a mitigar los impactos de la pandemia. El éxito del piloto llevó a DDOT a crear un programa permanente, con regulaciones estrictas y un proceso de permisos que incluye tarifas de $20 por pie cuadrado al año y un permiso base de $260.
Sin embargo, lo que antes era un salvavidas ahora es un desafío económico que muchos dueños no están dispuestos a asumir.
Cifras que duelen
El costo de mantener un streatery bajo las nuevas reglas puede alcanzar $24,000 al año. En Adams Morgan, de 33 restaurantes participantes en el piloto, solo 3 expresaron interés en continuar con sus estructuras. El resto, incluidos nombres emblemáticos como Tonari y Daikaya, planean desmontar sus patios.
Chris Hassaan Francke, dueño de Green Zone, calcula que su streatery representa un tercio de los ingresos del restaurante, y reconstruirlo según las nuevas reglas “no sería rentable ni práctico”. Daniel Kramer, de Duke’s Grocery, advierte que su espacio podría reducirse de siete mesas a una sola, lo que equivale a perder casi todo el ingreso generado por el patio.
Restricciones que enfrían la calle
Las nuevas normas prohíben cerramientos completos, incluso con plexiglás, lo que hace imposible disfrutar de comedor al aire libre en invierno. Además, las estructuras deben cumplir distancias mínimas de entradas residenciales, árboles y callejones, dejando muchas streateries actuales fuera de la ley. Para los vecinos, puede significar más espacio libre, pero para los negocios es un golpe directo a sus ingresos y a su capacidad de operar.
Impacto en toda la región metropolitana
Aunque las reglas aplican directamente a DC, Maryland y Virginia sentirán los efectos. Los residentes que solían cruzar para cenar al aire libre verán cómo desaparece una experiencia que definía barrios como Georgetown, Adams Morgan y Penn Quarter. Los restaurantes perderán una fuente crucial de ingresos y los vecindarios podrían volverse menos vibrantes, afectando la vida social y la economía local.
Shawn Townsend, presidente de la Restaurant Association of Metropolitan Washington, advierte: “Las nuevas pautas crean desafíos reales para pequeños y medianos restaurantes que ya luchan por recuperarse”. Según DDOT, de los casi 140 negocios con streateries temporales, solo 70 solicitaron permisos, y muchos deberán decidir si reconstruyen o desmontan.
Los streateries pasaron de ser un símbolo de innovación pandémica a un desafío regulatorio que amenaza la supervivencia de negocios y la vida al aire libre en DC. Con costos que pueden superar los $50,000 por diseño, permisos y renta, restricciones de diseño y prohibiciones de cerramientos, muchos patios desaparecerán, dejando calles más vacías y vecindarios menos vibrantes. Lo que comenzó como un experimento de emergencia ahora enfrenta su prueba más dura: sobrevivir a las reglas de la permanencia.