El Consejo de D.C. aprobó cambios de emergencia para las streateries: la tarifa por pie cuadrado baja de $20 a $15 y se flexibilizan las normas de diseño y ubicación. La medida busca salvar estos espacios al aire libre, pero muchos restaurantes enfrentan aún altos costos, demoliciones y trámites confusos.
Qué cambia y qué se mantiene
Los restaurantes ahora pagarán menos por usar espacio público y podrán solicitar excepciones para diseños más resistentes al clima y estéticos. Además, la aprobación de permisos será más ágil, lo que facilita mantener las terrazas durante todo el año.
Sin embargo, las nuevas reglas del Departamento de Transporte (DDOT) priorizan la seguridad y la uniformidad: muchas estructuras cerradas o creativas deben ser retiradas o rediseñadas. Esto ha obligado a varios negocios a desmontar sus streateries, incluso en zonas emblemáticas como Adams Morgan y 14th Street.
El impacto económico es real
Antes del cambio, algunos restaurantes enfrentaban costos de hasta $24,000 anuales solo por permisos y renta de calle. Negocios como Prost invirtieron más de $54,000 en rediseño y permisos, y ahora deben adaptarse a reglas cambiantes.
Jo Jo Valenzuela, dueño de Tiki on 18th, explicó que perdió el 60% de su negocio tras desmontar su streatery: “El nuevo diseño costaría $13,000 solo en renta anual. Es un gran golpe para nosotros” . Otros restaurantes están preocupados por el proceso confuso de solicitudes y por posibles cambios futuros en las normas.
Tensiones entre beneficio y comunidad
Las streateries no solo aportan ingresos a los restaurantes, sino también vitalidad a las calles y la vida vecinal. Residentes de Adams Morgan señalan que estos espacios permiten disfrutar la diversidad gastronómica y social de la ciudad. Al mismo tiempo, algunos vecinos y negocios creen que recuperar espacio para estacionamiento o tráfico podría ser más útil, generando un conflicto entre movilidad y dinamismo urbano.
La legislación de emergencia durará 225 días y, si se aprueba, entrará en vigor de inmediato por 90 días, mientras DDOT alinea las reglas con el Consejo para buscar soluciones permanentes. El objetivo es dar certeza a los negocios, proteger empleos y mantener la vitalidad urbana, aunque muchos restaurantes todavía enfrentan demoliciones, costos y trámites complicado.