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Maduro ha engañado cinco veces a Estados Unidos

Foto: EFE

Desde 2016 hasta hoy, Nicolás Maduro ha jugado con Estados Unidos una partida desigual. Ha prometido aperturas democráticas, acuerdos y diálogo; pero cada promesa termina en traición. Maduro coopera solo para ganar tiempo, nunca para avanzar hacia la democracia.

1. 2016: el diálogo del Vaticano y EE. UU. que Maduro saboteó

Tras la victoria opositora en las elecciones parlamentarias de 2015, y ante la presión internacional —incluso con la mediación del Papa Francisco— se intentó abrir un camino para que se respetara el resultado electoral. Maduro aceptó el diálogo, pero mientras hablaba de paz, su Tribunal Supremo de Justicia anulaba decisiones clave y desconocía la proclamación de los diputados de Amazonas, destruyendo así la mayoría opositora calificada.

2. 2017: Maduro convoca una Constituyente para anular al pueblo

Ese año Venezuela vivía protestas masivas, represión y un país al borde del colapso. En lugar de abrir una salida democrática, Maduro anunció la creación de una Asamblea Nacional Constituyente “obrera y chavista”, compuesta por 500 miembros escogidos dentro de un sistema diseñado como un fraude de ingeniería electoral —un “smartmatic político”— para garantizar el control absoluto del régimen.

Según reportó BBC Mundo el 1 de mayo de 2017, Maduro afirmó que “no dejaron más alternativa” y que la Constituyente sería electa “por voto del pueblo”. Pero la oposición y la comunidad internacional denunciaron el proceso como un fraude constitucional destinado a eliminar a la Asamblea Nacional legítimamente electa.

En vez de negociar, Maduro creó un suprapoder para anular al Parlamento, blindar al régimen y convertir el diálogo en una burla.

3. EEUU libera a los “narcosobrinos”; Maduro no cumple nada

Años después, la administración Biden dio un paso extraordinario: liberó a los sobrinos de Cilia Flores, condenados por narcotráfico en Estados Unidos. Fue un gesto de buena voluntad que buscaba destrabar un proceso político. Pero el régimen no cambió nada. No hubo avances democráticos, ni reformas, ni libertades.Solo más represión y más control.

4. La inhabilitación de María Corina Machado: cierre total del camino electoral

Mientras Estados Unidos apostaba por concesiones, Maduro profundizaba el autoritarismo. La líder opositora María Corina Machado fue inhabilitada, perseguida, limitada para viajar e impedida de competir. Este episodio dejó claro que el régimen nunca tuvo intención de respetar una transición electoral.Toda concesión externa fue usada como escudo, no como incentivo.

5. El perdón a Alex Saab y el robo de las elecciones presidenciales

El punto más grave llegó con la liberación de Alex Saab, señalado como testaferro principal de Maduro. EE. UU. cedió esperando compromisos verificables. Maduro no entregó ninguno. Ni elecciones libres, ni garantías, ni institucionalidad.Solo celebró la impunidad y reforzó su red de poder.

En este contexto se roban las elecciones que gana Edmundo González, un político desconocido que María Corina Machado impone gracias a su enorme activo electoral.

Un juego de poder donde siempre pierde el que confía

En teoría de juegos, la estrategia más eficiente es el “tit for tat”: si cooperas conmigo, yo coopero contigo. Pero Maduro aplica una versión tóxica del juego: recibe cooperación y responde con traición.Juega como un “desertor dominante” —el típico free rider— mientras Estados Unidos queda en el papel del ingenuo.

Cinco veces lo engañó. Cinco veces se repitió la historia.

Y mientras el mundo debate, Venezuela sigue atrapada en un tablero donde el régimen juega a ganar tiempo, no a entregar poder.


Por Braulio Jatar, abogado, comunicador, escritor y profesor. Ex preso político del régimen de Maduro (2016-2021).

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