
Cortesía Universidad Ana G. Méndez
Profesionales. Esta Universidad, por ejemplo, es la que educa a profesionales que en esta pandemia están en primera fila luchando contra el coronavirus. FOTO: Cortesía Universidad Ana G. Méndez
El objetivo: la construcción del ciudadano global. Esta misión adquiere urgencia en tiempos de pandemia. Así que para aquellos que estos días señalan con el dedo a la globalización como la responsable de tantos contagios y tantos muertos en el mundo, Ramu Damodaran, director del departamento de Impacto Académico de las Naciones Unidas, no les tiene tan buenas noticias.
El miércoles, durante una charla virtual organizada por las autoridades de la Universidad Ana G. Méndez, cuya sede principal está en Puerto Rico, Damodaran dejó muy claro que “las barreras al contrario de los puentes son infectivas. No se puede acusar a la globalización de la diseminación del coronavirus, más bien lo que ésta muestra es que hay muchos desafíos a enfrentar en esta crisis”.
Omar Hernández, oficial de información y especialista en impacto académico de las Naciones Unidas, fue un paso más allá con respecto a la globalización. “No podemos culpar a una característica intrínseca del ser humano que es movilizarse”. Si de algo hay que culpar a la globalización es que “ha ayudado a mejorar los niveles de educación, conocimiento o transferencia tecnológica; viajar seguirá siendo una condición humana, vendrán cambios, adaptaciones y el contacto físico cercano cambiará”. A su criterio, “esta pandemia debería dar la oportunidad para rescatar la noción de globalización, porque no importa donde estamos, todos enfrentamos los mismos desafíos y estamos en el mismo bote”.
Damodaran, quien desde hace años viene promoviendo la enseñanza global desde su atalaya, agregó que el respeto a las normas y la justicia social son pilares para construir una aldea global equitativa. Aseguró que aunque no siempre se está usando la tecnología como se esperaba, “estamos siendo bendecidos por oportunidades tecnológicas que nos permiten llegar a cualquier parte y utilizarla como nuestra aliada”.
Su insistencia es que esta ciudadanía global, una vez construida, solo puede ser mejorada siempre que sea muy activa y se convierta en una fuerza no solo de comunicación, afecto, empatía y sobre todo pasión. Este es mensaje diseñado para las nuevas juventudes que se están formando en centros de educación como Ana G. Méndez, que también tiene un campus en Washington DC.
La escolaridad va más allá del hecho de enseñar y aprender, esta engloba un largo y extendido proceso de crear un sistema educativo, una organización, la construcción de un estado, una disciplina que termina formando individuos preparados, educados, es decir completos. Esa escolaridad, según Damodaran, “es la que nos traerá la vacuna contra el coronavirus y es la que va ayudar a diseñar las universidades del futuro”.
Además de ese proceso educativo, cuya cumbre son los avances científicos, Damodaran sostiene que para salir de esta crisis, la humanidad tendrá que ser creativa, porque los que hasta ahora eran escenarios garantizados, como estadios, parques tiendas, supermercados o teatros, van a cambiar. La pandemia tendrá un impacto sobre las normas, obligará a pensar y actuar sobre lo que es y no es bueno. “Si combinas escolaridad a la que no todo el mundo tiene acceso y le sumas las normas, lo que se obtendrá es un matrimonio excitante que formará un mejor ciudadano global”.
Damodaran tiene un último as bajo la manga en este proceso: justicia, derecho que tampoco está bien repartido, pero resumiendo a este experto de origen indio, la escolaridad, las normas y la justicia unen a las naciones y logran mejores ciudadanos.
Las universidades se verán sometidas a transformaciones. “La pandemia ha puesto a la educación grandes desafíos, como aquel del distanciamiento, el financiamiento, los profesores virtuales, la necesidad de la conexión física, aunque él cree que esta última característica se recuperará una vez que se encuentre una cura contra el virus.
Para el rector de la Universidad Ana G Méndez, David Méndez Pagán, los educadores tienen la obligación de poner todas estas inquietudes en la cabeza del alumnado para reducir esas islas mentales. “Necesitamos superar la mentalidad de isla y para eso necesitamos a la educación si queremos construir el ciudadano global”, dijo.