La pandemia del COVID-19 sigue avanzando. Tras un año marcado por el confinamiento, el temor y una crisis económica mundial, los principales laboratorios dieron con una dosis que asegura la inmunidad para el coronavirus.
Sin embargo, el virus ha mutado. Y las variantes conocidas que provienen de Reino Unido, Brasil y Sudáfrica se esparcen con mayor rapidez que el virus original. El temor de muchos no es solo si estas cepas son más agresivas, también es si las vacunas que ya se distribuyen son eficaces ante estas ramificaciones.
CLAVE 1: Fabricantes confían en sus dosis
Principales fabricantes de vacunas han asegurado que sus compuestos son capaces de generar inmunidad ante nuevas cepas del virus. Sin embargo, han manifestado que la mutación sudafricana puede evadir algunos de los anticuerpos que las vacunas poseen.
Un estudio asegura que el componente de Pfizer-BioNTech y AstraZeneca “protegía menos contra casos moderados de enfermedad” por COVID en la cepa de Sudáfrica. Por su parte, Moderna informó que “adaptaría su compuesto contra esta mutación”, reseñó la BBC.
CLAVE 2: Modificación de las dosis
Los científicos que estudian de cerca el comportamiento del COVID-19 no descartan que las vacunas, sin importar el laboratorio, puedan perder efectividad ante las variantes; razón por la que las dosis podrían enfrentar una modificación en sus componentes.
Pese a que este procedimiento no es nuevo y se hace constantemente con las vacunas de la gripe estacional, Julian Tang, profesor de virología de la Universidad de Leicester en Reino Unido, explicó a la BBC que “para corregir o actualizar una vacuna, incluso si una nueva variante es más resistente, debe comprobarse que esa vacuna ha dejado de ser significativamente eficaz ante la nueva versión del virus”.
CLAVE 3: Inutilización de las ya producidas
Tang asegura que “los virus deben mantener cierta forma para seguir infectando células. No pueden cambiar mucho más”. Y añade que sería una situación muy extrema que el virus -y sus variantes- logre burlar todos los componentes de las distintas vacunas.
No obstante, el científico hace un llamado a los fabricantes a “vigilar las mutaciones y decidir si merecen modificar la vacuna”, pues lo que sería realmente preocupante es que las cepas que están surgiendo tengan el poder de evadir la protección de las vacunas y toda la producción que se está desarrollando se pierda.
CLAVE 4: ¿Cuánto tardaría una modificación?
Las vacunas de Pfizer basadas en la molécula ARN mensajero (ARNm), o de la Universidad de Oxford y AstraZeneca que tienen vectores virales, la actualización es un proceso que tarda poco pues “solo se necesita actualizar el fragmento del código genético del virus que contiene la nueva mutación”, explicó José Manuel Bautista, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, a la BBC .
Mientras que la vacuna china Coronavac y la estadounidense Novavax el proceso puede tardar meses pues las dosis usan virus inactivos o subunidades de proteína. “primero se necesita cultivar el virus o su proteína en un laboratorio y luego purificarlo e inactivar para convertirse en una vacuna a gran escala, lo cual toma su tiempo”, agrega Julian Tang.
Los especialistas insisten en que lo importante es que modificar la vacuna siempre será más fácil y rápido que crearla de cero.
Te puede interesar: Los CDC indican que la variante británica del coronavirus circula con fuerza en EEUU