Murad Ahmed y Samuel Agini en Londres y Daniel Dombey en Madrid - Financial Times
Planes para crear una Super Liga Europea independiente han colapsado luego de que la mayoría de los equipos involucrados indicaron que no participarían en el controvertido proyecto.
El miércoles, los equipos italianos AC Milán e Inter Milán junto con el español Atlético de Madrid indicaron que ya no participarían, un día después de que Manchester United, Manchester City, Chelsea, Arsenal, Liverpool y Tottenham Hotspur anunciaran que se retiraban de los planes para la nueva liga.
Los cambios llegaron un día después de frenéticas discusiones tras bastidores en cada club de la Super Liga luego de una condena internacional hacia su participación en un proyecto que amenazaba con derrocar a la jerarquía del deporte más popular del mundo. Doce clubes de Inglaterra, España e Italia firmaron contratos vinculantes el fin de semana pasado para ser parte de la competición, mientras que equipos de Francia y Alemania se negaron a participar.
Manchester United, propiedad la mil millonaria familia Glazer de EEUU, quienes se cuentan entre los arquitectos de la nueva Super Liga, dijeron: “Hemos escuchado cuidadosamente la reacción de nuestros seguidores, del gobierno británico y de otros interesados clave”.
Ed Woodward, vicepresidente ejecutivo de Manchester United renunció, aunque continuará trabajando para el equipo hasta finales de año.
En una disculpa por video, el dueño del Liverpool, John Henry, dijo a sus fanáticos que les había fallado. “Quiero pedir perdón a todos los fanáticos y seguidores del Liverpool Football Club por la disrupción que he causado durante las últimas 48 horas”.
Daniel Levy, presidente del Tottenham Hotspur, declaró: “Sentimos la ansiedad y el malestar causado”.
Arsenál indicó: “Cometimos un error, y quisiéramos disculparnos por ello”.
Luego de que se retiraran los equipos ingleses, Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, federación que gerencia el deporte en Europa, indicó: “Es admirable admitir un error y estos equipos cometieron un gran error”.
“Pero están de vuelta en el redil y se que tienen mucho que ofrecer, no sólo a nuestras competiciones sino a todo el juego europeo”.
Los retiros se dieron luego de un creciente malestar entre los fanáticos y los políticos, y luego de amenazas con sanciones.
Posterior a una reunión el martes de los catorce principales equipos ingleses que no estaban involucrados en la propuesta, la Liga Premier dijo que estaba considerando “todas las opciones” para prevenir que el proyecto siguiera adelante, y amenazó con “traer a cuenta” a los seis clubes que eran parte del plan. Los equipos habían indicado que “rechazaban [el plan] unánime y vigorosamente”.
Andrea Agnelli, presidente de la Juventus y uno de los arquitectos de la nueva liga, sugirió que la reacción política en el Reino Unido había arruinado los planes.
“Sigo convencido de la belleza de ese proyecto”, declaró a Reuters.
La Juventus, uno de los equipos italianos participantes en la liga propuesta, declaró que “siguen convencidos” de la solidez del proyecto, pero admitieron que las posibilidades de lanzarla de la “manera concebida inicialmente” eran “limitadas”.
La Super Liga parecía haber logrado un triunfo en la corte comercial de Madrid luego de una decisión en respuesta a una petición judicial del grupo. Un juez había emitido medidas cautelares que restringían a la FIFA, el órgano de gobierno del fútbol a nivel mundial, y a la UEFA respecto a tomar medidas contra la competición. La decisión judicial significaba que las federaciones de fútbol y sus miembros podrían verse impedidos de aplicar sanciones contra los equipos o sus jugadores.
La Super Liga fue diseñada con quince miembros permanentes, incluyendo al Barcelona y al Real Madrid españoles. Los equipos compartirían la gran mayoría de los ingresos generados por la competición, la cual incluiría sólo cinco otros puestos disponibles para calificación por temporada.
Por contraste, la Liga de Capeones, el torneo de clubes más prestigioso del continente, está abierto a cualquier equipo que califique a través de un buen desempeño en sus respectivas ligas nacionales.
La amenaza de una acción coordinada y tangible en contra de los equipos de la Super Liga ha acelerado la creciente crisis del fútbol europeo.
Boris Johnson, primer ministro de Gran Bretaña, escribió en Twitter: “Este es el resultado correcto para los fanáticos del fútbol, los equipos y las comunidades en todo el país. Debemos continuar protegiendo nuestro preciado juego nacional”.
Ceferin había amenazado con vetar la participación de los equipos separatistas de la Liga de Campeones este año, mientras que la UEFA y la FIFA indicaron que podrían prohibirle a los jugadores representar a sus selecciones nacionales en torneos internacionales.
Jugadores y entrenadores también se opusieron.
James Milner, jugador del Liverpool, declaró a la BBC: “No me gusta ni una pizca y espero que no se dé”.
Marcus Rashford, el delantero del Manchester United conocido por sus campañas a favor de las comidas escolares gratuitas, escribió en Twitter que: “el fútbol no es nada sin los aficionados”.
Pep Guardiola, director técnico del Manchester City, declaró en rueda de prensa que “el deporte no es deporte si no importan las derrotas”.
Nasser al-Khelaifi, presidente ejecutivo del Paris Sain-Geman, campeón de la liga francesa, indicó que “cualquier propuesta al margen de la UEFA… no resuelve los problemas que enfrenta la comunidad futbolística, sino que está más bien motivada por intereses propios”.
Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, una de las principales figuras detrás del lanzamiento de la Super Liga y su primer presidente, sin embargo, afirmó que la competición “salvaría al fútbol”.
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