Rana Foroohar - Swamp Notes Financial Times
Me entristece pero no me sorprende la predecible protesta contra la propuesta de la administración Biden para duplicar el impuesto a las ganancias de capital de manera que sea comparable al rango superior del impuesto sobre la renta que muchos de nosotros pagamos sobre nuestros salarios y no sobre inversiones. Lo me más me enferma de todo esto es la idea de que esto está de alguna forma penalizando a los “emprendedores” o haciendo daño a los estadounidenses de clase media a la vez que paraliza la creación de empleos.
Hace algunos años, escribí un libro sobre el hecho de que el sistema financiero había dejado de servir a los negocios para empezar a beneficiarse a si mismo. Cuando el libro se publicó en el 2016, las estadísticas indicaban que sólo el 15 por ciento de los fondos que entraban en el sistema financiero estaba destinado a nuevas inversiones empresariales, el resto existía en un círculo cerrado de compra y venta de activos existentes (acciones, bonos, hipotecas, etc.).
A través de este proceso de financiarización, los mercados de dinero han crecido hasta ser tres veces mas grandes que la economía real. Lo que es más, hay un amplio cuerpo de investigación global que demuestra que cuando los mercados financieros crecen hasta este nivel, se convierten en un viento de proa que obstaculiza el crecimiento económico. La cola menea al perro. Y el resultado es menor crecimiento y menor creación de empleos. (Si desea leer las notas al pie de página y los incontables estudios de investigación que respaldan esto específicamente, léase los dos primeros capítulos de mi libro, Makers and Takers).
Un resultado seguro, sin embargo, es el aumento en el precio de los activos. Esto es lo que ha ocurrido a medida que la financiarización ha aumentado en las últimas cuatro décadas. Se han reducido las tasas impositivas. La riqueza en activos ha crecido. Pero el crecimiento en tendencia real de producto interno bruto se ha desacelerado, y cada recuperación desde los años noventa ha sido más lenta y menos robusta que la anterior. ¿Todavía queda alguien que realmente piense que la teoría del goteo tiene sentido? Simplemente no hay buenas razones para gravar las ganancias de capital a menores tasas cuando 85 por ciento del dinero que fluye a través del sistema financiero no está destinado a la economía real, sino al bolsillo de los adinerados.
Integrantes de ese grupo con un sentido moral y de justicia – tipo Warren Buffett – han estado diciendo esto por muchos años. ¿Recuerdan años atrás cuando, como parte de su campaña para promover un giro hacia mayores impuestos particularmente sobre ganancias de capital especulativas y de corto plazo, indicó que él estaba sujeto a una tasa impositiva menor que la de su secretaria? Yo lo entrevisté en ese momento y uno de los puntos que me subrayó (aparte de hacerme notar que el crecimiento tendencial en los EEUU era mayor cuando las tasas también eran mayores) es que necesitábamos enseriarnos respecto al concepto de sacrificio compartido. Citando sus palabras del 2012, “el Capitalismo ha desatado mas potencial humano que cualquier otro sistema en la historia”. Pero “necesitamos un sistema tributario que esencialmente cuide muy bien de la gente que no tiene manera de adaptarse bien al funcionamiento del mercado y que sin embargo hace cosas útiles para la sociedad”.
Tomen nota los negociantes de bonos, los titanes de la tecnología y los tiburones empresariales del mundo: su mayor carga impositiva debería subsidiar a los constructores de puentes y a quienes se dedican al cuidado infantil.
Ed, me gustaría saber si crees que hay algo verdaderamente preocupante en esta propuesta de impuesto a las ganancias.
Edward Luce responde
Rana, yo diría que no hay ninguna alarma económica en la propuesta de impuestos personales que presentará Biden próximamente (entiendo que esta semana). La reducción de impuestos de Trump no tuvo un efecto perceptible en la inversión empresarial o el nivel de espíritu emprendedor. Es probable que revertirla tampoco tenga un impacto. La política del proyecto de ley de Biden es otro tema. Como dices, lo que sus críticos destacarán es el aumento de la tasa máxima del impuesto a las ganancias de capital, que se prevé que supere el 40 por ciento para aquellos que ganan más de $ 1 millón al año. Eso representa un gran salto y pondrá a prueba la lealtad de la base liberal más adinerada de Biden.
Hace un par de semanas escribí sobre sus maniobras para revertir el techo a las deducciones de impuestos estatales y locales (los llamados SALT por sus siglas en inglés). El incremento al impuesto de ganancias es simplemente adicional a eso. Mi pregunta es si el liberalismo de este grupo es más que un simple montón de vagos compromisos con la diversidad. Trump fue favorable para sus resultados financieros. Biden no lo será. ¿Hasta qué punto están los ricos dispuestos a sacrificarse en una causa mayor? Lo averiguaremos. Pero lo importante es recordar que la propuesta de Biden será simplemente eso. Una vez que miembros del Senado como Joe Manchin, Kyrsten Sinema y otros moderados emitan su opinión, la tasa superior probablemente se reduzca. Lo mismo aplica en el caso del impuesto empresarial. Yo estimo que finalmente será de 25% en vez del 28% preferido por Biden.
Lo que más me gustaría ver es un impuesto al combustible o al kilometraje con algún tipo de alivio para aquellos que ganan menos del salario medio. Si Biden realmente quiere lograr su ambicioso plan para emisiones de carbono (reducirlas a casi la mitad en EEUU para el 2030), tendrá que influir sobre los precios agresivamente. Hay manera de gravar las emisiones de forma no regresiva, lo cual es importante (véase los problemas de Macrón con los chalecos amarillos). Sin un impuesto a las emisiones no veo muchas posibilidades de que Estados Unidos cumpla las ambiciosas nuevas metas de Biden.
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