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Los Republicanos se han transformado en el partido del Nihilismo

Trump
POLÍTICA. El republicano podría volver a la arena política. | Foto: The Washington Post

Edward Luce

Mientras Donald Trump siga respirando, las apuestas dicen que se lanzará nuevamente en el 2024.  Esto esta claro no porque sus ambiciones hayan cambiado – Trump ya no se preocupa por sus negocios excepto para evitar que colapsen – sino porque los Republicanos han apostado todo al Cesarismo.  El partido entero vive ahora bajo una verdad, lo que diga Trump, aunque sea una verdad distinta antes y después del desayuno.

La evidencia de que Trump es dueño y señor se palpó esta semana en relación a las audiencias referentes al asalto del Capitolio el 6 de enero.  Es importante resaltar lo rápido que ha evolucionado el partido desde esa fecha.  En enero, los líderes Republicanos, con un descontento que no parecía fingido, condenaron una insurrección que buscaba detener la certificación de la victoria de Joe Biden y agredir a quienes estaban a cargo, incluyendo el vicepresidente Mike Pence.

Un par de semanas después habían cambiado de tono, indicando que el país debería pasar la página, especialmente debido a que Trump ya no era presidente.  Dejen que la ley se ocupe de los infractores más atroces.  Su próximo salto mental fue avivar las llamas de la teoría conspiratoria de que el asalto fue infiltrado por grupos de izquierda tipo Black Lives Matter, con ayuda del FBI, para manchar el nombre Republicano.

Finalmente, como vimos esta semana, el centro de gravedad se ha movido hacia un recuento del 6 de enero centrado en la versión de Trump:  las audiencias son una caza de brujas unilateral, aparte de unos pocos sinvergüenzas que probablemente fueron infiltrados, los que participaron eran verdaderos patriotas.  Muchas de estas versiones coexisten.  Los defensores más moderados de Trump dicen que la mitad del país ha perdido la fe en la integridad electoral de EEUU y sus voces también deben ser escuchadas.  Otros dicen que Biden es un traidor.  Todos están es el mismo tren de alta velocidad camino a Mar-a-Lago.

Los más difíciles de tragar son los que saben que están errados.  John Stuart Mill dijo: “Para lograr sus fines, los malos sólo necesitan que los buenos no hagan nada”.  Los Republicanos tienen entre sus filas un número creciente de personas sin escrúpulos como Marjorie Taylor Greene, promotora de QAnon que comparó los mandatos de mascarillas con las estrellas amarillas que Hitler obligó a usar a los judíos; Paul Gosar, quien dice que EEUU está en guerra civil, “pero que simplemente no hemos comenzado a disparar”; y Matt Gaetz, investigado por alegatos de tráfico sexual.

Al comenzar las audiencias el martes, estos estaban entre un grupo de seis legisladores que protestaron a las afueras del Departamento de Justicia solicitando la libertad para los “prisioneros políticos” arrestados después del 6 de enero.  Y su acto era conforme a su persona.  Un conocimiento básico de sus historias demuestra una mezcla posmoderna de buscadores de atención con conocimientos tecnológicos y prejuicios trogloditas.  No hay que esperar nada distinto.

Los facilitadores son los que cambian la historia.  En 1956, John F. Kennedy publicó su libro “Perfiles de Valentía”, el cual celebraba personajes históricos estadounidenses que habían sufrido consecuencias profesionales por tomar posiciones basadas en sus principios.  Los candidatos para el libro hoy día serían Liz Cheney y Adam Kinzinger, dos conservadores afamados que fueron descritos por Kevin McCarthy, líder Republicano de la Cámara, como “Republicanos de Nancy Pelosi”.  Cabe recordar que, en menos de dos semanas, McCarthy pasó de condenar el papel jugado por Trump en la insurrección a visitar Mar-a-Lago para disculparse.  Cheney y Kinzinger han sacrificado su futuro en el partido Republicano.  Por contraste, McCarthy podría lograr su ambición de reemplazar a Pelosi a la cabeza de la Cámara luego de las elecciones intermedias el año que viene.

A McCarthy no le falta quien le acompañe.  Considérese Mike Pence, a quien Trump rehusó contestarle las cada vez más frenéticas llamadas a pesar de que los insurrectos le buscaban dentro del Capitolio para acabar con él.  Y sin embargo la ambición le obliga a no hablar del tema.  Pence no ha emitido ni una sola palabra crítica hacia el hombre cuyos partidarios lo consideran traidor.  Y también J.D. Vance, un conservador del corazón central del país que saltó a la fama con su apasionado libro “Hillbilly Elegy”, referente al colapso de la responsabilidad moral en su comunidad.  Vance, quien busca ser el nominado Republicano para Senador en Ohio, una vez se refirió a Trump como “reprensible”.  Ahora, ese mismo Vance busca el apoyo de Trump y se ha convertido en su adulador.

El martes, Cheney preguntó: ¿” Estaremos tan cegados por el partidismo que vamos a desechar el milagro que son los Estados Unidos”?  Era una pregunta retórica que su partido ya había contestado.  Si no se asignan responsabilidades, advirtió Cheney, los letales eventos del 6 de enero se volverán rutinarios.  Sus colegas respondieron con muecas de desdén.  El partido Republicano ha adoptado como credo el nihilismo.

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