Por Gideon Long y Demetri Sevastopulo | Washington había acordado ayudar a Quito a pagarle a Beijing para mantener a las compañías chinas fuera de la red de telecomunicaciones 5G
A los exportadores de Ecuador les preocupa que su importante comercio con China se vea afectado como resultado de un polémico acuerdo que, según EEUU, tiene como objetivo excluir a China de la red de telecomunicaciones 5G del país sudamericano.
El acuerdo, firmado por la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC, por sus siglas en inglés) de EEUU y el gobierno ecuatoriano pocos días antes de que Donald Trump dejara el cargo en enero, prevé que EEUU comprará activos de petróleo e infraestructura en Ecuador con la condición de que Quito utilice los ingresos para pagarle su deuda a China.
También obliga a Ecuador a suscribirse a lo que la administración Trump llamó “La Red Limpia”, una iniciativa del departamento de Estado diseñada para garantizar que las naciones excluyan a los proveedores de equipos y servicios de telecomunicaciones chinos mientras construyen sus redes móviles 5G de alta velocidad.
Adam Boehler, el recientemente fallecido director ejecutivo de la DFC, describió el acuerdo como un “modelo novedoso” para expulsar a China de la nación latinoamericana.
Pero ha provocado inquietud en Ecuador, que se ha vuelto cada vez más dependiente de las exportaciones a China.
“El anuncio ha generado muchas preguntas y muchas dudas”, dijo Gustavo Cáceres, director de la Cámara de Comercio Ecuatoriano-China (CCECH). “Esperamos que nuestras autoridades manejen esto de la mejor manera posible para no dar la impresión de que le estamos dando la espalda a China”.
Ecuador, uno de los países más pequeños de América del Sur, tradicionalmente ha exportado principalmente a EEUU y Europa, pero China se está equiparando rápidamente. Su participación en las exportaciones de Ecuador saltó del 3.9 por ciento en 2015 al 15.8 por ciento. En el mismo período, la participación de EEUU cayó del 39.4 por ciento al 23.7 por ciento.
Los chinos compran aceite, camarones, plátanos, flores cortadas, cacao y madera de Ecuador. El año pasado, a pesar de la pandemia de coronavirus, las exportaciones de Ecuador a China crecieron más del 10 por ciento y, por primera vez, el país presumió de tener un superávit comercial con Beijing.
La industria del camarón se ha vuelto particularmente importante. Desde 2016, las exportaciones de camarón de Ecuador a todo el mundo han aumentado un 86 por ciento. La nación de apenas 17.4 millones de personas es ahora el mayor exportador de camarón del mundo, después de haber superado a India el año pasado, cuando exportó 676,000 toneladas métricas de crustáceos por valor de US3.6 mil millones de dólares. Después del petróleo, el camarón fue el producto de exportación más lucrativo del país.
Más de la mitad fue a China, que, con su creciente clase media, está adquiriendo el gusto por los mariscos que alguna vez se consideraron un lujo.
“China seguirá siendo nuestro principal mercado”, pronosticó José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura de Ecuador (CNA), que supervisa la industria. “Necesitamos un enfoque inteligente hacia China. ¿Un mercado de 1.4 mil millones de personas con el poder adquisitivo que tienen los chinos? Soy un hombre de negocios. ¿Cómo puedo decirle que no a eso?”
La CNA estaba tan preocupada por el acuerdo de Ecuador con EEUU que le envió una carta de tres páginas al presidente de Ecuador, Lenin Moreno, recordándole sobre el poder adquisitivo de China.
Aunque la carta no mencionó directamente el acuerdo de la DFC, instó a Moreno a “reforzar con las altas autoridades chinas que la excelente relación entre Ecuador y China permanece intacta”. En cuatro años como presidente, Moreno ha alejado el eje de Ecuador de Beijing hacia Washington, ha reactivado las relaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha renegociado la deuda del país con los tenedores de bonos.
El embajador de China en Ecuador, Chen Guoyou, dijo que no le preocupaba el acuerdo de la DFC y describió los informes de los medios de que excluía a las compañías chinas de la red de telecomunicaciones de Ecuador como “sobreinterpretación y presunciones injustificadas”.
“China respeta la decisión soberana e independiente del gobierno ecuatoriano de desarrollar alianzas pragmáticas, equilibradas y diversas con otros países”, le dijo al Financial Times (FT) en un correo electrónico.
En respuesta a sus comentarios, uno de los exfuncionarios de la administración Trump que negoció el acuerdo dijo que se había dejado explícitamente claro en el texto que el acuerdo dependía de que el país participara en “La Red Limpia”, lo cual evitaría que incluyera a Huawei o cualquier otra compañía china en su red de telecomunicaciones.
El futuro del acuerdo, y de hecho las futuras relaciones de Ecuador con China y EEUU, dependerán en parte del resultado de las elecciones presidenciales del país el 11 de abril. En ellas se enfrentarán el economista izquierdista Andrés Arauz contra Guillermo Lasso, un exbanquero conservador.
Arauz cuenta con el respaldo de Rafael Correa, quien sacó a Ecuador de la órbita de EEUU y lo empujó hacia China mientras se desempeñaba como presidente desde 2007 hasta 2017. Rompió relaciones con las instituciones financieras de Washington y firmó una serie de acuerdos de préstamos por petróleo con los chinos. Si Arauz gana las elecciones, es probable que busque el apoyo de Beijing y podría romper el acuerdo de la DFC, particularmente ahora que Trump ya no está en el poder.
En contraste, Lasso le dijo al FT anteriormente que el acuerdo era una “buena noticia” para Ecuador. “EEUU es nuestro principal aliado y mi gobierno buscaría una alianza aún más estrecha con EEUU”.
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