Las regulaciones y procedimientos burocráticos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) junto al poco financiamiento gubernamental podrían ser los causantes de la escasez y sobreprecios que tienen las pruebas rápidas de COVID-19 actualmente en EE UU.
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Las empresas que desarrollan pruebas rápidas de COVID-19 describen el proceso de aprobación de la FDA como arbitrario y opaco, además de que continúa, a veces, mucho después de que sus productos hayan sido aprobados en otros países que priorizan la accesibilidad y la asequibilidad sobre la precisión perfecta.
Un científico de la FDA que examinó las solicitudes de pruebas rápidas de COVID-19 le dijo a Propublica que se sintió tan frustrado por las demoras que renunció a la agencia a principios de este año. “No niegan las malas ni aprueban las buenas”, dijo, pidiendo permanecer en el anonimato porque su trabajo actual requiere tratar con la agencia.
Posición de la FDA. La rigurosidad no puede verse como algo negativo, los funcionarios de la FDA dijeron que simplemente quieren asegurarse de que las pruebas rápidas detecten incluso niveles bajos del virus, ya que los resultados falsos negativos de las pruebas podrían hacer que las personas propaguen la enfermedad sin saberlo.
Asimismo, culpan a la ausencia de financiación pública de la escasez de pruebas. Sin eso, los fabricantes no han tenido la confianza de saber que pasar por el proceso de la FDA valdría la pena financieramente.
“Donde hemos visto que las pruebas realmente llegan al mercado, la gran diferencia ha sido la inversión del gobierno”, dijo el director del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la FDA -que autoriza las pruebas-, Dr. Jeff Shuren. "La gente vendrá y producirá mayores volúmenes porque estás apoyando la producción, lo que también puede ayudar a reducir los precios".
Acciones del gobierno. En los últimos dos meses, la administración de Biden ha tomado medidas para que las pruebas rápidas estén disponibles. A medida que se autorizan más pruebas y se firman más órdenes de compra, los estantes de las farmacias comienzan a llenarse.
- Pero no es suficiente. Los fabricantes se esfuerzan por construir cadenas de suministros capaces de cumplir con las decenas de millones de pruebas por semana que los expertos en salud pública estiman que serán necesarias para mantener las escuelas y los lugares de trabajo abiertos y seguros.
- Los empleadores encargados de poner a prueba a toda su fuerza laboral se han encontrado en guerras de licitaciones para asegurar un suministro adecuado.
- Aunque el gobierno ha gastado miles de millones de dólares en pruebas rápidas, las pruebas autoadministradas generalmente no están cubiertas por seguros médicos y no existe un sistema centralizado para distribuirlas.
Fuente principal de la noticia: Propublica