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Adiós hoteles: el lobby político ahora se hace en townhouses de Capitol Hill

Foto: Wikimedia Commons

Antes, hacer lobby era sinónimo de grandes galas de recaudación, extensas cuentas en restaurantes y operativos que se desplazaban en las ocupadas noches de downtown DC. Ahora, la escena se ha concentrado en los townhouses de Capitol Hill.

“Solo a mí, personalmente, se me han acercado probablemente 20 miembros del Congreso diciendo: 'Oye, ¿podemos hacer un evento allí?'”, dijo Brian Bell, miembro de la Allied Pilots Association, un sindicato de pilotos de American Airlines, que en febrero de 2020 desembolsó $1.8 millones en una sede cerca de The Hill. A través de ella, esperan tener más acceso a congresistas de ambos partidos, sin necesidad de ir a los pasillos de sedes gubernamentales.

Una investigación de Politico identificó más de 20 propiedades en el área que pertenecen a diferentes grupos y organizaciones con intereses similares. Tras un año con las reuniones presenciales mayormente suspendidas, las nuevas sedes del lobby postpandemia se preparan para recibir más políticos.

Los privilegios. Los townhouses han sido una parte importante del circuito de lobby de DC por décadas, en gran parte por la simbiosis entre las asociaciones que los poseen y los congresistas que asisten a ellas. La proximidad al Capitolio (lo cual es menos disruptivo dentro del horario de los legisladores) y sus bajos costos de alquiler por hora son algunos de los beneficios.

  • Izzy Klein, cofundador y director del grupo bipartidista de lobby Klein/Johnson Group, ve la conveniencia en invertir en la locación: “Creo que pueden ofrecer algo que encaje en el horario de los miembros (del Congreso) al mediodía, para almorzar o algo así, mientras que sería más difícil llevar a un miembro a downtown para el mismo propósito”.
  • La compañía tecnológica Oracle, uno de los clientes de Klein, posee una propiedad en el área valorada en $2.8 millones. La casa se perfila como uno de los lugares más populares para eventos de legisladores a favor de la regulación de compañías de Big Tech, como Amazon y Google.
  • Los miembros del Congreso se decantan por estas locaciones para hacer sus eventos de recaudación por ser significativamente más baratos que un salón de hotel o un restaurante lujoso. Los costos rondan entre $140 y $300 por hora. Los propietarios usualmente registran la tarifa como una donación en especie a los comités de acción política (PAC, por sus siglas en inglés) de un candidato.

¿Se ajusta a las reglas? Las reglas de financiamiento de campaña requieren que los propietarios de los sitios donde se hacen recaudaciones alquilen sus espacios a “precios justos para el mercado”. Esto significa que no pueden darle precios especiales a congresistas de su interés. Sin embargo, por la competencia entre townhouses, este parámetro es difícil de monitorear.

  • Un lobbista, cuya empresa tiene un townhouse en el área, reveló que las ubicaciones en Capitol Hill están en un proceso constante de comparar sus tarifas entre sí para asegurarse de que no están violando ninguna de las pautas de la Comisión Federal Electoral (FEC, por sus siglas en inglés). Pero, a pesar de esto, es una de las partes menos reguladas de la ley electoral.
  • Craig Holman, un lobbista de financiamiento de campañas del grupo de defensa Public Citizen, aseguró que la FEC “no tiene tiempo” de monitorear los precios. “Se deja a la discreción de los lobbistas y las campañas determinar lo que quieren cobrar. Sospecho que, con mucha frecuencia, está muy por debajo del valor justo de mercado”.

¿Vale la pena la inversión? Obtener una de estas exclusivas casas tiene un precio alto. Una evaluación del townhouse de Associated General Contractors of America estimó el valor del inmueble en $2.7 millones para 2022. La de UPS (el servicio de encomiendas) está valuada en $2.3 millones y otras casas, como la del brazo político de la American Osteopathic Association, alcanza los $4 millones. Pero para quienes quieren tener influencia en el Congreso, valen cada centavo.

  • Algunos grupos están orgullosos de sus propiedades inmobiliarias de primera: la casa propiedad de Alticor tiene un letrero de Amway en el frente, junto con los de los Associated General Contractors of America y la Allied Pilots Association.
  • Los townhouses no suelen generar dinero para sus propietarios, pero pagan dividendos en acceso e influencia. “Se trata de construir las relaciones que nos esforzamos tanto por hacer, porque todos saben en Washington DC, son las relaciones lo que importa”, dijo Bell.
  • Un asesor republicano sostuvo que la influencia es sutil, pero efectiva: “No creo que ninguno piense, ‘Oh, voy a su casa, así que tengo que ser amable con ellos cuando se trata de legislación’. Pero creo que muchos miembros realizan eventos para recaudar fondos allí. Así que debes preguntarte, si estás recaudando mucho dinero usando su casa, si eso te hará pensar dos veces antes de votar en contra de ellos”.

Con información de Político

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