La Junta Editorial del Financial Times
Las reglas que limitan las operaciones financieras de empleados existen, en parte, para proteger a las instituciones de los alegatos sobre conflictos de interés. Es común que los bancos, las firmas de abogados y los medios, incluyendo al Financial Times, tengan ese tipo de estatutos. Quizás el aspecto más sorprendente del escándalo que se cierne sobre la Reserva Federal es que sus políticas no previnieron la compraventa de acciones particulares por parte de sus funcionarios. Esto a pesar de que tienen acceso privilegiado a parte de la información que más efecto puede tener sobre los mercados a nivel mundial, y en un momento cuando sus actos tienen un efecto desmesurado sobre los precios de casi cualquier activo. El que la Fed no pueda protegerse de los alegatos sobre operaciones indebidas por parte de sus altos funcionarios, indica que su código de conducta en esta materia es prácticamente inútil para sus propósitos.
El presidente de la Fed, Jay Powell, se ha comprometido a fortalecer el código, el cual actualmente prohíbe únicamente la compraventa de acciones bancarias. Debe asegurarse que se den cambios sustanciales para prevenir que el escándalo socave la confianza del público en el Banco Central, y para no distraer del tema referente a su posible confirmación en el cargo para un nuevo período. Actualmente, las operaciones financieras controversiales de tres altos funcionarios del banco han generado pedidos por parte de un ente de supervisión gubernamental y de la Senadora Elizabeth Warren, Demócrata y crítica abierta de Powell, para que la Comisión Nacional de Valores (SEC por sus siglas en inglés), abra una investigación sobre el tema. Dada la seriedad de los alegatos, hay méritos claros para iniciar tal pesquisa.
El embrollo sobre trading tiene implicaciones mayores para la confianza en las instituciones en un momento en el cual otros escándalos – como la fuga de información de los Documentos de Pandora, la cual reveló fortunas escondidas en paraísos fiscales de docenas de líderes mundiales – sugiere que existen unas reglas para los poderosos y conectados y otras para los demás.
Dos de los banqueros centrales han renunciado. Antes de dejar el cargo, el presidente de la sucursal de Dallas, Robert Kaplan, y el de la Fed de Boston, Eric Rosengren, se comprometieron a vender su cartera de acciones y mantener los activos en efectivo o en fondos pasivos. Pero eso debería haber ocurrido mucho antes. Es tan alta en ese tipo de cargos la posibilidad de que existan conflictos de interés, o de que siquiera se perciba su existencia, que sugiere la necesidad de reglas inflexibles, como insistir que los funcionarios sólo puedan invertir a través de fondos pasivos o fideicomisos independientes.
Rosengren de hecho transaba en fideicomisos inmobiliarios. Kaplan mantenía posiciones de más de un millón de dólares cada una en 27 inversiones, y compraba o vendía regularmente valores futuros del S&P 500. La cronología específica de sus transacciones no es pública y el formulario que informa sobre sus intereses financieros estipula únicamente que hubo transacciones en “múltiples” fechas. La reforma del código debería indicar que los presidentes regionales reporten de manera más frecuente y con mucho mayor detalle.
Dentro del trio de funcionarios nombrados, el de mayor perfil, por ser vicepresidente de la entidad a nivel nacional, es Richard Clarida. Sus inversiones, las cuales fueron “pre acordadas” y aprobadas internamente, parecen menos problemáticas, ya que no estaba transando acciones particulares. Pero se han disparado alarmas de todas formas debido al cronograma de actividad. Transfirió un monto de hasta $5 millones desde un fondo mutual de renta fija a un fondo accionario el día antes de que Powell emitiera una rara declaración fuera del contexto de las reuniones de política, indicando las acciones que tomaría la autoridad monetaria debido al advenimiento de la pandemia. Es poco consuelo que un cambio de estrategias de ese tipo en ese momento se podía considerar una mala decisión de inversión. De todas formas la transferencia requiere evaluar el proceso de la Fed para aprobar transacciones por parte de sus funcionarios.
Incluso si la redacción del código de la Fed es vaga, la SEC tiene un enfoque robusto hacia lo que considera transacciones que utilizan información que no es pública. Pero deberíamos esperar más de los funcionarios del banco central. Warren ha patrocinado legislación que haría ilegal la compraventa de acciones individuales por parte de miembros del legislativo. ¿Por qué no incluir también a los banqueros centrales?
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