La final de la Copa Sudamericana entre el Sao Paulo y el Tigre argentino fue dada por terminada el miércoles 12 de diciembre antes de comenzar el segundo tiempo por el árbitro chileno Enrique Osses ante la negativa de los jugadores visitantes a retornar al campo después del descanso, alegando falta de garantías de seguridad.
Con ese desenlace, los jugadores del Sao Paulo comenzaron la celebración del título tras haber terminado en ventaja 2-0 el primer tiempo del partido que se disputaba en el estadio Morumbi.
Los jugadores del Tigre alegaron que fueron agredidos por el personal de seguridad del estadio al terminar los primeros 45 minutos, que concluyeron con un amago de pelea entre jugadores de los dos equipos y la victoria parcial del Sao Paulo.
Posteriormente, los jugadores de Tigre denunciaron ante una comisaría de policía en Brasil que fueron víctimas de una “emboscada” en el estadio Morumbí.
Después de que el árbitro chileno Enrique Osses declarara al Sao Paulo campeón de la Sudamericana por la negativa de los jugadores argentinos de regresar a la cancha, parte de la delegación del Tigre se dirigió en la madrugada del jueves a la sede del Departamento de Homicidios de Protección a la Persona de la Policía Civil de Sao Paulo para presentar una denuncia penal.
Los argentinos aseguraron haber sido víctimas de una “emboscada” en los vestuarios del estadio Morumbí por parte de agentes de la Policía Militarizada de Sao Paulo y de guardias del servicio de vigilancia privada del club Sao Paulo.
“Hubo una discrepancia con los jugadores del Sao Paulo al final del primer tiempo y, cuando nuestros jugadores bajaron al vestuario, seis vigilantes los estaban esperando”, dijo el presidente de Tigre, Rodrigo Molinos.
“Fueron golpeados con mazos y amenazados con armas de fuego”, agregó el directivo citado por diarios electrónicos locales.
Según Molinos, el Tigre pidió ayuda a la Policía pero los agentes también se sumaron a los guardias privados en las agresiones contra los jugadores del club argentino.
Molinos aseguró que el club argentino no reconoce el título del Sao Paulo, que vencía la final por 2-0 antes del incidente, y que presentará una queja ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
Los dirigentes del club Sao Paulo negaron las supuestas agresiones y acusaron a los argentinos de vandalismo.
“Ellos quebraron lo que encontraron en el vestuario para los clubes visitantes y utilizaron los pedazos de muebles para intentar invadir el vestuario del Sao Paulo”, argumentaron.
“Nuestros vigilantes tan solo lo impidieron”, alegó José Francisco Mansur, asesor de la Presidencia del Sao Paulo.