
TAREA. Marisa Rosemblum (izq.), Mia Rosemblum y Laura Martina, maestra de primer grado.
“¡Quiero vivir aquí, me encanta la escuela!”, le dijo Mía a su mamá, Marisa Rosemblum, después del primer día de clase en la Washington International School (WIS) de DC. Rosemblum logró convencerla de que en la escuela no había ducha y que no podría bañarse todos los días.
Entonces desistió.
Los padres de Mía, de 6 años y de Sabina, de 4, llegaron de México a DC hace siete años y desde que la mayor nació, la mamá ya estaba decidida a llevarla al WIS. No hizo falta ningún Open House. Hoy forma parte del grupo de 15 padres que hacen los tours guiados por la escuela durante todo el año.
Mientras caminaba por los pasillos, Rosemblum comentó a El Tiempo Latino el lunes 14, que la WIS ofrece un programa de inmersión en español y en francés, y que los estudiantes tienen clases especiales de arte, ciencia y computación en inglés.
En el único Open House que se hace en el otoño, WIS convoca un promedio de cien padres, y durante todo el año organiza tours guiados con grupos más pequeños. “Es más personalizado y se puede hablar mejor acerca de las inquietudes de cada padre”, dijo Rosemblum, mientras mostraba, con orgullo, la biblioteca con libros en varios idiomas.
En Georgetown Hill Early School, de Maryland, los Open House son otoño y en primavera, y los promocionan a través de folletos, del comentario de los padres, de notificaciones, y de un anuncio en el boletín escolar.
Esta escuela privada que acepta niños desde preescolar hasta nivel elemental, tiene tres campus, uno en Potomac, otro en Darnestown, y el tercero en Rockville. En cada uno de ellos proponen el mismo formato para organizar los Open House: una presentación del colegio, su filosofía educativa, su programa, un refrigerio y un recorrido por la escuela y sus diferentes aulas.
“Tenemos un Open House antes de Thanksgiving y muchas de las familias vienen por el anuncio en nuestro sitio de internet”, dijo el lunes 14 Christeen Raymond, quien es directora del campus de Darnestown.
“Les damos un bolso con la planilla de inscripción, el calendario y nuestros objetivos. De todas maneras, no hacemos una gran producción previa porque queremos que los padres vean la escuela tal como es”.
Según Raymond, una de las mayores preocupaciones a la hora de decidir, es la seguridad y el entorno en el que están los niños.
Al igual que en el WIS y en la mayoría de las escuelas, en la Georgetown Hill organizan tours en los que los padres conocen a los maestros, visitan las aulas y ven el desempeño de los alumnos en las aulas. “Lo que nos interesa mostrar es que tenemos docentes dedicados a los niños que hacen un excelente trabajo”, afirmó Raymond.
Según la argentina Silvia Vesperoni, en las escuelas católicas enfatizan mucho la socialización de los alumnos, y también integran más a la familia.
En la Saint Bartholomew School, de Bethesda, Maryland, escuela donde van sus tres hijos, Matías, de 15 años; Santiago, de 12, y Julieta, de 7, los padres y los alumnos participan activamente de los Open House.
Hacen dos al año, y organizan actividades especiales: pasan videos de la escuela y luego comparten un almuerzo informal en el comedor junto a todas la familias.
“Nunca me interesaron mucho los Open House, pero desde que fui al de mi hijo mayor, Matías, que ya está en High School, empecé a darme cuenta de lo interesantes que eran para ayudar a tomar la decisión final”, confesó a El Tiempo Latino el lunes 14.
En la Saint Bartholomew, los directivos pretenden que la presencia de los padres no se limite a la reunión con el maestro para enterarse del rendimiento de sus hijos sino que estén involucrados en todo momento.
La intención es que las familias sean las promotoras de la escuela y que traigan a sus amigos y conocidos a compartir. Ellos confían en la propia experiencia de los padres como el testimonio más veraz y sólido de los valores de la escuela.
“Lo que me decidió es la política educativa”, dijo Vesperoni. “El apoyo que le dan a los niños desde lo académico sin costo extra. Los que están en High School ayudan a los más pequeños en matemática u otras materias en las que pueden tener problemas, y tienen actividades extracurriculares al final de la escuela”.
Para Vesperoni, el nivel académico y la posibilidad de integrar a la familia en la vida escolar fueron puntos importantes a la hora de elegir. Rosemblum, en cambio, pone el acento en la diversidad del alumnado de la WIS, una verdadera escuela con sentido ampliamente global0.
“Hay niños de todas partes y lo que más me importó es que en la escuela no sólo respetan tus raíces sino que las valoran. Es la única escuela que los saca realmente bilingües y con un título de bachiller internacional”.