La matadora Milagros Sánchez, “Milagros del Perú”, forma parte, con apenas 25 años, de la historia viva del toreo al cumplir su sueño en España. Se convirtió el 20 de abril, en la plaza de toros de Moralzarzal, en el centro de España, en la décimo tercera matadora de toros en los últimos 100 años. Una experiencia que califica como “más que un sueño”.
—¿Cómo fue la tarde del doctorado en Moralzarzal?
—Más que un sueño; salió todo perfecto pues la corrida fue muy buena y nos permitió a todos poder disfrutar y salir triunfadores (aquella tarde salió por la puerta grande). No se puede pedir más a una tarde así de importante.
—¿Cómo viviste el antes y el después de la corrida?
—Por la mañana no me dejaban salir del hotel para que descansara pero yo no podía estarme quieta, estaba nerviosa e impaciente porque llegara el momento, que luego pasa que ni te enteras, y cuando te das cuenta estás otra vez en el hotel. Por eso al día siguiente lo primero que hice fue encender el ordenador para comprobar que lo que había vivido había sido real.
—El mundo del toreo es un mundo de muchas supersticiones y Milagros del Perú es ya la decimotercera mujer en tomar la alternativa en la historia y encima en el año 2013, ¿Eres supersticiosa?
—A partir de ahora el 13 va a ser mi número de suerte (entre risas). No soy supersticiosa pero tengo mis manías como no dejar nunca la montera en la cama o dejar siempre la luz del hotel encendida cuando voy a torear.
—¿De dónde te viene la afición a los toros?
—De mi familia, que son del sur de Perú y allí se celebran muchos festejos populares, por lo que ya desde pequeñita me familiaricé con la tradición taurina y enseguida quise entrar en la escuela taurina.
—¿Cómo lo tomó tu familia cuando dijiste que querías ser torera?
—Al principio no le dieron demasiada importancia porque pensaban que iba a ser algo pasajero; pero ya avanzado el tiempo vieron que iba en serio, y a mi mamá no le gustó por el riesgo de la profesión y porque decía que era de hombres”.
—¿Abrirte paso en una profesión tan complicada y tan “masculina”, como siempre se ha dicho, y encima lejos de tu país (vive en España desde 2006) habrá hecho que tu carrera no haya sido fácil?
—Ninguna profesión es fácil, y evidentemente el mundo del toreo tampoco lo es. Es verdad que el hecho de ser mujer puede complicarte más en los inicios, y más viniendo de fuera, pero el toro es un animal justo que no entiende de sexos, embiste y coge por igual. Lo único que hay que hacer en este deporte es prepararse a conciencia para demostrar que las mujeres también sabemos dar muletazos.
—¿Has vivido algún episodio de machismo?
—Nunca, en realidad ha sido todo lo contrario, he tenido mucho apoyo de compañeros y profesionales. Es verdad que el machismo existe pero a mí, sinceramente, no me ha afectado nunca en toda mi carrera.