Cifras del abuso
ESTIMADOS
4 millones es la cifra aproximada de víctimas de violencia doméstica al año, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
TENDENCIA DE ABUSO
1 de cada 4 mujeres ha sido abusada en forma severa al menos una vez a lo largo de su vida, según una encuesta realizada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
VIOLACIONES
• 1 de cada 5 mujeres ha sido violada a lo largo de su vida, dijo el informe del CDC, que impactó con ese hallazgo, publicado a finales de 2011.
Washington, DC.- Juana Miranda recuerda la vez que se llenó de valor y le contó a su madre que su padrastro la estaba violando. Tenía 13 años —dice— pero lamentablemente no encontró el apoyo que necesitaba. Por el contrario, le fue peor.
“Yo no supe qué pasó, ni por qué razón, mi mamá me entregó a mi abusador. Recuerdo que lloraba y le decía que no me quería ir con él, pero ella me respondió que sólo era por un tiempo”, manifestó el martes 8, al derramar unas lágrimas, durante una entrevista con El Tiempo Latino.
Hoy 26 años después, la inmigrante salvadoreña ya no se hace la pregunta que tantas veces la martirizó “¿por qué me entregó?”. Simplemente se dice a sí misma que su madre se equivocó y no la protegió. “Algo que jamás haría yo si algo parecido le ocurriera a uno de mis hijos”, afirmó.
Dilcia Molina, quien dirige el grupo de apoyo para las víctimas de violencia doméstica, Entre Amigas, de la Clínica del Pueblo en DC, tiene una teoría. “Aunque no está probado, creemos que su madre hizo una especie de trato con el padrastro”, dijo Molina.
Conferencia gratis en DC
Organizaciones comunitarias convocan a las mujeres latinas a participar el jueves 17 de octubre a una conferencia para evaluar el impacto que tendrán en las víctimas de violencia doméstica la reforma de salud y las propuestas de ley de la reforma migratoria.
El evento es gratis y se llevará a cabo de 8:30am a 4pm, en la sede del Consejo Nacional de la Raza, 1126 16th Street, NW, Suite 600.
Informes: 202-590-4652.
Juana Miranda sana sus heridas y ayuda a otras mujeres.
La violación fue el inicio de una vida marcada por el abuso.
Miranda es la tercera generación de una familia circense en El Salvador. “Mi madre, mi padrastro, mis hermanos y yo trabajábamos en el circo. Yo era trapecista”, narró.
Cuando su madre la entregó al hombre que la había abusado sexualmente desde hacía varios años. Miranda sintió morirse. “Era vivir en el infierno. Me golpeaba y amenazaba con matarme”, contó.
“Trabajábamos en otro circo y me amenazaba con aflojar las cuerdas del trapecio para que yo me cayera y muriera como si fuera un accidente”, añadió.
A los tres meses se escapó de la casa del hombre y encontró refugio con una tía. Allí conoció al que sería su esposo dos años después.
El abuso se repitió
Se casó a los 16, pero su destino no mejoró. “Tuve dos niños con él. Pero también sufrí constantes abusos verbales y físicos por muchos años hasta que me divorcié”, contó.
Perdió la custodia de sus dos hijos. “Mi ex esposo me los quitó diciendo que yo no les podía dar una buena vida en el circo. Y que él tenía un trabajo estable y recibía un sueldo fijo”, apuntó Miranda.
La odisea no acabó allí. A los 26 años, Miranda encontró una nueva pareja. Otro hombre que la hizo presa del abuso doméstico. Con él tuvo dos hijos. El patrón se repitió: las humillaciones, insultos, amenazas y golpes que le dejaron cicatrices visibles.
En 2004, con la ayuda de una amiga, decidió huir a Estados Unidos y sembrar una vida mejor para sus niños. “Yo tenía miedo que él me siguiera para matarme, pero gracias a Dios no fue así”, dijo.
Tras dos años de arduo trabajo en este país logró juntar el dinero para mandar a traer a sus dos niños.
Por primera vez en su vida habla con experto
Dos años después de llegar a Estados Unidos, Miranda fue a una clínica comunitaria en DC, la Mary’s Center, por dolor en el cuerpo y un problema de insomnio. No se esperaba que esa visita, en 2006, la enfrentaría con las heridas profundas que había enterrado por años, ni que encontraría una luz de esperanza.
“La doctora me revisó y vio todas mis cicatrices. Y me preguntó cómo me las había hecho”, contó Miranda.
Era la primera vez en sus 32 años que la inmigrante salvadoreña hablaba con un profesional de salud sobre la violación que experimentó por años de niña y la serie de abusos que marcaron su vida de adulta.
Esperanza
Ahora, en DC, a sus 39 años y a 1.888 millas de distancia de su país, Miranda empieza una nueva vida. Vive sola con sus dos hijos adolescentes. Y se ha convertido en una voz en contra de la violencia doméstica, una lacra persistente que afecta a 4 millones de personas en Estados Unidos.
Octubre es el mes de prevención y concientización contra este mal.
“Gracias a la ayuda de las terapias puedo hablar del tema y quiero decirle a las demás mujeres que no se queden calladas y que busquen ayuda”, expresó. La mujer no se pierde su sesión semanal todos los viernes con “Entre Amigas”, el grupo de apoyo de La Clínica del Pueblo en DC, para mujeres que experimentan la violencia doméstica o que quieren luchar contra este mal social.
Miranda no quiere vivir arrastrando el pasado. Tras un largo proceso y con la ayuda de terapias y grupos de apoyo, como Entre Amigas, camina hacia su recuperación. “El hablar sobre lo que me pasó y prevenir a otras mujeres es parte de mi sanidad”, dijo. El teléfono del programa es 202-590-4652.