Con un semblante más descansado, satisfecho de la misión cumplida, el ciclista José Mario Castellón, recordó la travesía que comenzó el 15 de agosto en su natal El Salvador y concluyó el 8 de octubre en la marcha y concierto por la reforma migratoria en el Mall de Washington.
Durante el largo recorrido, “me conmovieron los inmigrantes que cultivan los cacahuates y el algodón, que me abrazaban y me daban las gracias por lo que estaba haciendo. Muchos niños lloraron conmigo”, relató.
En una entrevista con El Tiempo Latino el viernes 11 de octubre, que tuvo lugar en el restaurante salvadoreño El Migueleño, en Arlington, Virginia, el atleta de 45 años de edad, dijo que ésta es la última de varias travesías que realiza desde su país. El intrépido ciclista, residente en Dallas, Texas, donde trabaja haciendo gabinetes, señaló que ha iniciado los trámites para traer de El Salvador de su “adorada” esposa y sus dos hijos, uno de 2 años y otro de 12 años.
El motivo para realizar su travesía fue el anuncio que hizo el año pasado el presidente Barack Obama sobre un programa de suspensión de las deportaciones a jóvenes que llegaron de niños a Estados Unidos. Era una promesa que hizo por ese logro, y espera que en una fecha no muy lejana se apruebe una reforma migratoira.
Uno de los mayores peligros que enfrentó fue cuando estuvo a punto de ser secuestrado en Tamaulipas, México, por personas que con engaños le ofrecieron agua y alimento, pero tuvo esa sospecha y aceleró hasta alejarse de ellos.
Asimismo, en el trayecto por Mississippi, atravesó un puente que no tenía un carril para ciclistas, y estuvo a punto de que una de las llantas se quedara atascada en una grieta. En el último tramo del trayecto en Richmond, capital de Virginia, Castellón dijo que la gente que se había enterado de su hazaña en los periódicos y en los sitios web lo salieron a recibir “como un héroe”, con banderas y comida.
Al proseguir su camino, lo acompañó en un vehículo un inmigrante indocumentado que conducía sin licencia. “Al pasar por uno de los condados un patrullero prendió las luces y detuvo el vehículo porque iba muy despacio. Cuando el conductor informó al policía que me estaba acompañando, porque yo venía desde El Salvador por una causa, el propio policía nos acompañó”, relató. Desde un principio he estado con Dios, que siempre me ha acompañado”, afirmó Castellón.